Ferrán Adrià, el chef de negro que solo quiere crear

carmen garcía de burgos

SOCIEDAD

emilio moldes

Ferrán Adrià huye del blanco nuclear que viste cuando cocina. Durante su respiro de los fogones, en Sanxenxo, reconoce que la capacidad de generar ideas se agota

31 may 2017 . Actualizado a las 19:14 h.

¿Es más creativa la gente mentirosa? «No... lo sé. Yo no soy mentiroso; puedo ser bondadoso, pero mentiroso no creo». Ferrán Adrià, busca un bloc de notas y un lápiz de hotel que tiene con anotaciones y dibujos y va escribiendo en él casi a tientas, mientras responde. «Deberíamos preguntar a psicológicos y expertos que hacen estudios. Es una buena pregunta pero no me lo he preguntado». Se revuelve, inquieto, en el sofá de una pequeña sala del tercer piso del Club Náutico de Sanxenxo. De fondo, el puerto lleno de mástiles refleja el sol de la mañana en un día que anuncia un verano prometedor.

Adrià apenas le presta atención. Atento y entregado, resuelve un compromiso tras otro sin darse un minuto para descansar. Parece que no le hiciera falta. «Más cafés no, ya llevo bastantes», dice, y se acomoda sin terminar de acomodarse, se concentra sin terminar de concentrarse, y espera a que le disparen las preguntas como si las fuera a parar con el pecho. Tiene munición de sobra. Da la impresión de que su cabeza está a pleno rendimiento y cuatro marchas por encima de la de cualquier interlocutor, y casi de la suya misma. Habla deprisa, se atropella y deja frases sin terminar pero perfectamente definidas.

En su fundación, setenta expertos de diferentes disciplinas buscan explicación desde hace años ocho horas al día a qué es, y cómo gestionar y exprimir la creatividad. Como embajador de Telefónica, imparte charlas sobre el tema por toda España. Pero, ¿se puede enseñar creatividad o es una cuestión de carácter? «La creatividad es la capacidad que tenemos los humanos para crear. En principio todo el mundo tiene que buscar su camino para hacerlo: dónde le gustaría crear, valer... y esto todo el mundo lo puede hacer. El tema es a qué nivel. Todo el mundo, más o menos, puede jugar al fútbol. A los niños hay que decirles que todo el mundo puede ser creativo; a los mayores, que crear al máximo nivel no es fácil. Seamos pragmáticos».

Alabado, conocido y criticado por su capacidad extrema de innovar, insiste en que el proceso de creación tiene que estar abierto a todo el mundo, ser interactivo; acaba de anunciar que cambiará de cocineros cada seis meses en el nuevo El Bulli para evitar que se estanquen. Y, sin conocerlo más que de diez minutos, da la impresión de que es eso lo que más miedo le da: la posibilidad de que la capacidad de producir ideas se agote. ¿O no se puede acabar? «Claro, por eso hay que cambiar modelos, incorporar equipos. Hay que tener en cuenta la cantidad de sillas que se han hecho en la historia para hacer una nueva. Hacer una app nueva hace veinte años era fácil porque no había ninguna, pero ahora cuesta más». Con la cocina, dice, ha ocurrido lo mismo en los últimos años.

Sigue tomando notas y apuntando palabras sueltas, pero sin interrumpir la entrevista, en los huecos que le deja su proceso mental. Y devuelve con conocimiento de causa el dardo sobre la polémica de los becarios. Lo hace alguien que tenía 40 profesionales trabajando en El Bulli y recibía 5.000 solicitudes cada año. «El problema es que no tenemos becas. Por lo que habría que empezar es por el otro lado. ¿Cómo es posible que en un sector de la economía tan importante no haya cien becas en España para que un chico o una chica de Galicia que no tiene recursos para ir a Nueva York pueda ir?». 

El mejor marisco del mundo

Inteligente, valiente y cauto, Adrià habla del marisco gallego. «Es el mejor del mundo», dice. «Sois conscientes, sin duda alguna, pero cómo ponerlo en valor, qué operación de comunicación o márketing habría que hacer, sería frívolo por mi parte decirlo». Entonces, ¿aún está por vender? ¿Nos falta esa gran operación de márketing? «Sí... lo que pasa es que... Creo que sí, ¿no? No sé. Esto es una frivolidad por mi parte, igual lo conoce todo el mundo», responde, antes de posar para la foto.