El Princesa de Asturias festeja la pasión española de Archer Milton Huntington

Gracia Novás REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

El premio de Cooperación ensalza la difusión de la cultura de la Hispanic Society of America

18 may 2017 . Actualizado a las 07:44 h.

«Si España desapareciera hoy, sobreviviría en la Hispanic Society of America». Así de rotundo se mostró el pasado marzo Mitchell A. Codding, director de esta institución neoyorquina, durante la inauguración de una magnífica muestra que reúne en el museo del Prado más de doscientas piezas procedentes de los fondos de aquella entidad -y que puede verse en la pinacoteca madrileña hasta el próximo 10 de septiembre-. Y es que la colección de la HSA alcanza los 750.000 objetos relacionados con la península Ibérica, América y Filipinas, con la cultura española como gran hilo conductor. Esto explica a la perfección que el premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional 2017 haya recaído sobre esta sociedad estadounidense festejando su papel en la «promoción de la cultura y valores de lo hispano y lo latino, a través de la creación» y mediante un museo y una biblioteca localizados en Nueva York y de acceso público y gratuito. El jurado ensalza la importancia de su labor, precisamente, «en un momento en que la cultura hispana, reflejada en millones de personas, está pujando por mantener su presencia y vigor en toda América, con una muy relevante proyección hacia el futuro».

Ejemplifica perfectamente la amplitud de miras del fondo la horquilla temporal que recorre la muestra que exhibe el Prado: son más de 4.000 años lo que van desde la cerámica campaniforme del yacimiento paleolítico sevillano de El Acebuchal hasta la pintura de Sorolla y de Gutiérrez Solana.

Todo este patrimonio -supone la colección de arte español privada más importante- no tendría sentido sin entender la figura del filántropo Archer Milton Huntington (1870-1955), que puso en pie este proyecto. Es verdad que disponía de una ingente fortuna de origen familiar. Él decidió que el emporio de ferrocarriles y astilleros que dirigía su padre no era lo suyo, y que dedicaría su vida a conocer, estudiar y divulgar la cultura española, de la que se enamoró, por cierto, de un modo fortuito. Su pasión comenzó cuando contaba doce años (en 1882) durante un viaje familiar por Europa en el que compró un viejo libro sobre los gitanos en España.

El 18 de mayo de 1904 fundó la sociedad inspirada en el British Museum de Londres y en el Louvre de París, que había visitado a finales del siglo XIX. Para entonces había viajado y recorrido España, con lo que suponía tal empresa en esa época (por la carencia de infraestructuras).

La candidatura de la Hispanic Society of America fue propuesta por Ramón Gil-Casares, embajador de España en Estados Unidos, y fue apoyada, entre otros, por sir John Elliott, premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 1996; Carlos Andradas, rector de la Universidad Complutense; y Mark Thompson, presidente de The New York Times Group. Y el reconocimiento coincide felizmente con la exposición -que convencerá a los más escépticos- que acoge el Prado por que la sede de Nueva York (ubicada en el Alto Manhattan) se halla cerrada debido a que se están ejecutando las obras de un ambicioso plan de renovación.

«Esta exposición ha venido con el pan debajo del brazo», bromeaba ayer en declaraciones a Efe el director del Prado, Miguel Falomir, que reconocía que era «un orgullo» para el museo contribuir a que esta institución y su creador sean más conocidos en España.