Los gallegos tiran 41.000 toneladas de ropa al año, que se podrían reciclar

Laura García del Valle
Laura G. del Valle REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Lucía Vidal / Giovanni Martínez

El «fast fashion» no conlleva un aumento de las donaciones a entidades solidarias

01 may 2017 . Actualizado a las 14:43 h.

Es la era del fast fashion. El consumo rápido de prendas, favorecido por los constantes períodos de rebajas de las tiendas y la creencia de que hay que estar siempre a la última en materia de estilo, lleva a buena parte de la sociedad gallega a acumular kilos y kilos de camisetas, abrigos y jerséis en el armario. No obstante, a la hora de deshacerse de toda la ropa acumulada que ya no es utilizada, todavía mandan los que en lugar de reciclar, tiran el género a un contenedor donde no podrá ser reutilizado.

Según los últimos datos facilitados por la Sociedade Galega do Medio Ambiente (Sogama), más de 41.000 toneladas de textil llegan cada año a las instalaciones de la empresa pública gallega a través del contenedor verde tradicional. A pesar de que todavía queda mucho por hacer en materia de donación de ropa, la presencia de prendas en el contenedor genérico ha bajado progresivamente en los últimos años, disminuyendo de un 8,3 % en el 2013 a un 5,3 % en el 2015. 

Proyectos humanitarios

En parte, esta leve mejoría se debe a asociaciones como Humana, que con 390 contenedores distribuidos por 35 concellos fomenta la participación ciudadana en este campo y, con los productos donados, ayudan a «más de trece millones de personas que sufren necesidades en el mundo». Porque con el dinero que obtienen de vender el textil que les llega desarrollan diversos proyectos humanitarios. Pero alertan: «Todavía no se dona ni el 20 % del total de ropa que se tira».

Y de la que consiguen las organizaciones que se dedican a la recogida de ropa, una cantidad importante, no es reutilizable. En A Coruña, por ejemplo, Cáritas percibe que muchas prendas «llegan en mal estado, son muy antiguas o llegan manchadas, por lo que las tenemos que tirar», explican fuentes de esta entidad.

Algo parecido observan en la asociación Humana. En Cáritas Diocesana Tui-Vigo, por su parte, reclaman «más contenedores en centros escolares». En esta misma diócesis calculan que los gallegos tiran alrededor de «dos kilos de ropa al año, aunque generalmente suele ser más, es decir, aún queda bastante por hacer». No obstante, aseguran que con respecto a los objetivos marcados, «sí se están cumpliendo».

Otra de las lacras que arrastran estas asociaciones es la distribución irregular entre lo que se dona y lo que se necesita. Así, por ejemplo, en la sede que tiene en A Coruña Padre Rubinos, aseguran que tienen una gran necesidad «de prendas de hombre, sobre todo ropa interior y calcetines, pero lo que más recibimos son vestidos o camisas de mujer, incluso ropa de fiesta, y para la gente del albergue, a quien le damos esa ropa, no es adecuada». Pero han buscado una salida para esos productos. Han instalando una tienda anexa a la sede en la que venden, con fines benéficos, las prendas que no pueden ser utilizadas por los usuarios de la entidad.

La época actual, en la que la mayoría todavía no se ha puesto manos a la obra con el cambio de armario, supone también un hándicap para las organizaciones que recogen la ropa donada. En eso hay unanimidad porque todas las organizaciones consultadas constatan que, a la hora de ceder ropa a lo largo del año, se producen picos. Cuando está llegando el invierno o el verano es cuando alcanzan las cotas más altas. Pero el resto de meses las donaciones tienden a escasear.

El perfil de persona que tiene el hábito de donar ropa suele ser el de mujer con hijos. «Aunque cada vez hay más hombres que, en nuestro caso, se acercan a traer cosas», explican en Padre Rubinos.

Y es la ropa de personas fallecidas lo que más se cede. Como curiosidad, no tienen constancia si por una defunción o no, en A Coruña, Cáritas ha recibido más de una vez abrigos de visón, que se pusieron a la venta en una de las tiendas que tiene la entidad solidaria.