Móviles y niños: «Non hai unha idade ideal»

María Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Marco Gundín

¿Cuál es el momento para dar un «smartphone» a un menor? Expertos dicen que no hay una fórmula mágica y que los padres deben valorar la madurez de sus hijos y fijar previamente los usos del dispositivo

19 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Más del 70 % de la población en España se ha convertido en internauta. El índice alcanza el 91,8 % en el caso de los menores comprendidos entre los diez y los quince años, según el estudio realizado por el hospital Saint Joan de Deu, Las nuevas tecnologías en niños y adolescentes. Consecuencia de ello es el desdoblamiento de la vida en dos escenarios, el real y el virtual. En esta nueva sociedad en dos dimensiones, los smartphones se han convertido en el principal instrumento de acceso a un ciberespacio donde no hay fronteras. Todo ha cambiado, especialmente el modelo tradicional de comunicación. Un 70 % de los niños de 12 años, según el trabajo del hospital catalán, tienen teléfono móvil, un medio que usan más del 80 % de los adolescentes de 14. La cuestión que preocupa a muchos padres es a qué edad pueden poner un smartphone en manos de sus hijos. Aunque cada vez resulta más común incluirlo dentro de los regalos de la primera comunión (en el caso de los que la hacen), se ha hablado de que puede ser entre los 13 y los 14 años. Pero los expertos reunidos por La Voz, al igual que concluyen los estudios del Instituto Español de Ciberseguridad, consideran que no se puede marcar una edad para iniciarse sin riesgos. «Non hai unha idade ideal. Só llo debes dar cando sexas consciente de que o podes deixar só co teléfono nese novo mundo tan extenso sen que teña que ser supervisado», concluyen.

Duarte Crestar, educador social; Fernando Lacaci, responsable de la Federación de Anpas de Santiago; Begoña Castro, psicóloga da sección de Psicoloxía Educativa del Colexio Oficial de Psicólogos de Galicia, y Lisandro Caravaca, responsable de Eduskopia, compañía dedicada a trabajar en la transformación digital de las personas, viven entre adolescentes. Hablan, ven y escuchan cada día todo lo que les preocupa y saben cómo manejan este instrumento porque, dicen, aunque «son nativos dixitais, no son competentes dixitais». Pero no son tremendistas: «Os teléfonos móbiles son parte da realidade e hai que sacarlles rendemento. Neso temos que implicarnos todos, non só os pais».

Para optimizar la herramienta, como explica Fernando Lacaci, no basta con apoyo familiar, es preciso tenerlo de un espectro más amplio. «A idade boa para ter un teléfono depende do uso que se lle dea e vai ir en función do tempo e do apoio familiar», manifiesta. 

Un instrumento de prestigio

El educador social Duarte Crestar plantea otra cuestión. «Hai que pensar para que o queren, porque o móbil é tamén un obxecto de prestixio no grupo. O problema é que adquirimos un obxecto que ten moitas prestacións que non sabemos usar. O smartphone non é a Wii, que ten unhas funcións limitadas», explica.

Begoña Castro alude al uso responsable de esta nueva herramienta porque «non podemos fuxir desa realidade e hai que aproveitar todo o bo que teñen. Hai que mostrar aos rapaces os beneficios, pero tamén os perigos aos que se enfrontan. A negociación é prioritaria cando se lle dá un smartphone ao neno». Qué hay que tratar: momentos de uso, a qué aplicaciones poder acceder o, por ejemplo, no usarlo en la mesa para fomentar el diálogo familiar.

Lisandro Caravaca sostiene que el acceso a ese nuevo mundo que abren los smartphones debe realizarse de forma paulatina, con calma y planificación, como quien aprende conducir. «El nuevo Nokia 33-10 no tiene la alternativa de conectarse a Internet. Ese no sería un mal comienzo», explica. Pero también destaca la importancia de establecer un contrato entre padres e hijos cuando a estos se les entrega el aparato. Uno de los problemas que ha observado es la falta de «comunicación y confianza entre padres e hijos». 

Activar el control parental

Recuerda Caravaca que, por lo general, «les damos un teléfono pero no nos preocupamos de poner un antivirus o no recordamos activar la aplicación de control parental. Y ese descuido puede derivar, por ejemplo, en que los menores hagan compras dentro de algún juego de los que usan de forma habitual. Luego llega a los padres una factura que no saben de qué es».

Estos expertos no quieren descargar solamente en los padres la responsabilidad de instruir a los menores en este ámbito. Más allá de que deba ser toda la sociedad la que se implique, el sector educativo debe desempeñar un papel muy importante. Porque, como explica Fernando Lacaci, de no implicarse la escuela, «estariamos contribuíndo a aumentar a fenda social ao deixar en mans das familias ese labor».

Duarte Crestar añade que, «como sociedade, este é un problema que non se está abordando. Agora o teléfono móbil é un obxecto de consumo. Unicamente se está tocando o tema dos perigos, pero a tecnoloxía apenas chegou aos centros escolares dun xeito xeralizado».

Para Begoña Castro resulta fundamental «traballar na prevención para que calquera poda identificar os riscos». «Temos que formarnos», concluye la psicóloga.

Pautas generales para evitar algunos riesgos

Un smartphone no se puede prohibir porque está totalmente asentado en la sociedad actual. Desde el departamento de Internet Segura for Kids, del Instituto Español de Ciberseguridad, recomiendan que, en el momento de entregar este dispositivo a un menor, se tenga una conversación cercana con niño para pactar los términos de su utilización. Lo ideal es hablarle de los usos que tiene el nuevo teléfono, de las cosas que no debe creer cuando traspase la puerta de ese mundo virtual del que le van a dar la llave. También conviene indicarle qué mensajes pueden ser potencialmente peligrosos e incidir en que hay extremar las precauciones a la hora de incluir a nuevas personas en la lista de amigos o de contactos en las redes sociales.