Las localidades de Xinzo, Verín y Laza hacen brillar el entroido ourensano

m. v. OURENSE / LA VOZ

SOCIEDAD

MIGUEL VILLAR

Hoy es uno de los días grandes en el «triángulo máxico», con el lanzamiento de hormigas

27 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Peliqueiros, cigarróns, pantallas, boteiros, felos, folións... El entroido estalló ayer a lo largo y ancho de la provincia de Ourense con todo su colorido y esplendor. Las máscaras ancestrales de esta fiesta, que se han conservado con rigor en muchos municipios de la provincia, volvieron a salir a la calle desde primera hora de la mañana, acompañadas de vecinos y visitantes. El día también estuvo lleno de citas gastronómicas, entre las que destacaron, por reunir al público más numeroso, la fiesta de la androlla en Viana do Bolo y la del cabrito en Vilariño de Conso, donde se vive el que se considera uno de los entroidos más puros de Galicia.

Folións y boteiros acompañaron con ruidosos y vistosos desfiles estas dos celebraciones, mientras que en Xinzo de Limia brillaron las pantallas y en Verín hicieron lo propio los cigarróns, que se convirtieron en los verdaderos dinamizadores de la fiesta. Son dos de las tres localidades que conforman el conocido como triángulo máxico, que completa Laza, en la que ayer los grandes protagonistas, como cada año, fueron los peliqueiros. Allí las máscaras salieron por primera vez este año, repartiendo bica entre decenas de personas a la salida de misa, como manda la tradición. Fue solo un anticipo de la jornada de hoy, cuando tendrá lugar la tradicional bajada de la Morena y el ancestral lanzamiento de hormigas y tojos, una fiesta que reúne cada año a miles de personas. Hoy, seguramente, volverá a repetirse esa situación.

El de ayer fue, además, un día de desfiles. Uno de los más participativos fue el de Verín, con comparsas y carrozas protagonizadas por niños y adultos que derrocharon color, originalidad y mucho sentido del humor. También en la capital de la provincia hubo mucha actividad por la tarde, con un gran desfile que recorrió, desde las cinco las principales calles de la capital. Eso sí, queda mucho entroido, y hay que vivirlo.