Cantabria y Andalucía aplican un impuesto para las bolsas de plástico

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Kopa

Competencia pide al Gobierno que siga este modelo en lugar de obligar a cobrarlas

18 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los países que han aplicado un tributo para gravar el consumo de bolsas de plástico ligeras (no reutilizables) son los que han conseguido mejores resultados para disuadir a los usuarios de su utilización. Este el argumento que esgrime la Comisión Nacional de los Mercados de la Competencia (CNMC) para proponer un impuesto especial que reduzca su consumo e impacto en el medio ambiente, en lugar de obligar a los establecimientos comerciales a que cobren a sus clientes un precio mínimo por cada unidad. De esta forma, el órgano asesor desautoriza la opción planteada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que ha sometido a exposición pública un borrador de decreto dirigido a fijar un precio, de entre 5 y 30 céntimos, por cada bolsa que se suministre.

El órgano asesor considera en su informe que la opción de fijar un precio mínimo no es la más adecuada, ya que «introduce distorsiones desproporcionadas». Recomienda, en cambio, que se establezca una figura impositiva, tal y como en España ya hacen Cantabria y Andalucía, porque es un medio más disuasorio. Así se «permite internalizar más eficientemente el daño producido al medio ambiente», ya que, de esta forma, «serían el conjunto de los consumidores los que soportarían el recargo del producto nocivo y los contribuyentes los que puedan beneficiarse de los ingresos obtenidos de la imposición».

La fijación de un tributo es lo que también propone el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, así como una alternativa por la que han apostado Dinamarca desde 1994, Portugal desde el 2015 o Irlanda desde el 2002. La experiencia más exitosa corresponde a este último país, considerado como un referente mundial en este tema, ya que redujo en un 90 % el consumo de bolsas de plástico en los primeros cuatro años de aplicación de la medida. El precio del impuesto, que debe aparecer reflejado en los tiques de compra, es de 22 céntimos. Sin embargo, la tarifa mínima de la bolsa de plástico, que se cobra a mayores, corresponde a cada establecimiento. Portugal sí fijó un precio mínimo por este último concepto, de 3 céntimos, a los que hay que añadir otros diez por el gravamen gubernamental.

Pero no hay que ir al exterior para comprobar el funcionamiento del modelo tributario, ya que en España las comunidades de Cantabria y Andalucía han establecido un impuesto sobre las bolsas de plástico. En el caso cántabro, el tipo es de 5 céntimos por unidad, mientras que en Andalucía el pago se sitúa justo en el doble: diez céntimos.

De la prohibición total al pago de medio euro

Desde el 1 de enero del pasado año en Holanda existe una prohibición total de las bolsas de plástico no reutilizables, mientras que Francia vetó la distribución de las de menos de 50 micras de espesor -la práctica totalidad-, que deben ser sustituidas por envases de otros materiales, como papel, cartón, almidón de maíz o fécula de patata. En Italia, una prohibición de la misma naturaleza lleva vigente desde el 2011. En otros modelos como el sueco se cobra un precio mínimo por bolsa, pero de medio euro.