«He hecho esta locura y necesito que la gente vaya al cine»

Laura García del Valle
laura g. del valle REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

MARCOS MÍGUEZ

El cineasta estrena «Lo que de verdad importa», en la que lo recaudado se destinará a niños con cáncer

25 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«La vida es un embudo y a mí me tocó caer en una familia sana, he vistos cumplidos mis sueños profesionales... Pero, ¿por qué no acabé en una guerra con hambre y con sed? Hace 16 años me hice esta pregunta y decidí mancharme las manos, como hizo Paul Newman». Y así, imitando a uno de los actores más filantrópicos, Paco Arango (México, 1966) lleva tres lustros dedicado a los niños con cáncer desde Aladina, la fundación que preside y, más recientemente, recaudando fondos de una manera hasta ahora inédita, ya que todo el dinero que recaude Lo que de verdad importa irá destinado a que niños enfermos puedan disfrutar de campamentos especiales. «Pero esto no es un tostón ni un documental, la gente tiene que venir al cine porque se lo va a pasar bien y va a ver a actorazos», advirtió ayer en la Fundación María José Jove, en A Coruña.

-Parece increíble que un director de cine se anime con iniciativas como la suya.

-Sí, pero es que yo hago cine para recaudar fondos, es así de sencillo. Lo único necesario es tener dos razones que te impulsen a hacerlo: la primera obtener recaudación, y la segunda, que el fin lo merezca. Con Maktub, mi primera película, hicimos el centro de trasplantes de médula ósea más sofisticado de España y ahora el dinero que recaudemos irá íntegro a conseguir que niños enfermos de cáncer puedan ir a la red de campamentos para jóvenes enfermos, fundada por Paul Newman y con la que mi fundación, Aladina, colabora.

-¿En qué consisten estos campamentos?

-Están adaptados especialmente para ellos. Cuentan con atención médica, oculta eso sí, para que los niños puedan estar en un ambiente más distendido. Además conocen a chicos con los mismos problemas y no solo se sienten apoyados sino que dejan de estar constantemente con sus padres. De momento hay 30 en el mundo, ninguno en España, algo por lo que estamos peleando, porque lo dicen los médicos: estas experiencias son tan efectivas como la quimioterapia.

-Cuenta que la película se basa en dos pilares: la transmisión de valores y la positividad. ¿Tiene cabida un filme de este tipo en el panorama actual?

-Esta película, tal y como está el mundo, es una aspirina. Te lo pasas genial, hay actorazos como Camilla Luddington (Anatomía de Grey) o Jorge García (Perdidos) y cuando ves el tráiler te das cuenta de lo que transmite y lo buena peli que es. Además, me da mucha rabia que cuando dices que algo es benéfico todo el mundo piensa que o es un tostón o un documental. Tú irías a ver esta película independientemente de la causa por la que se haya rodado. Y si la causa es ayudar a niños, mejor aún. Nunca ha sido tan fácil hacer el bien y yo, después de la locura que he hecho, necesito que la gente vaya al cine.

-¿De qué va el argumento?

-Se trata de un ingeniero que tiene que mudarse a otra ciudad y en su nuevo trabajo, por un error, descubre que tiene el don de curar a la gente, pero se niega a aceptarlo y cada vez descubre que a su alrededor pasan cosas más sorprendentes.

-A lo largo de esta charla ya ha mencionado varias veces que las casualidades no existen.

-Así es. En México las llamamos diosidencias y he comprobado muchas veces, sobre todo trabajando con los niños, que todo pasa por algo. Sin ir más lejos este año conocí la fundación Lo que de verdad importa cuando me escogieron para dar unas charlas a jóvenes. Finalmente, el nombre de esta asociación terminó por encajar perfectamente con la traducción del título de mi película, que en inglés se llama The Healer [curandero].

-Habla de todo con pasión y una sonrisa, pero supongo que con su actividad diaria también sufrirá lo suyo.

-Yo tengo el corazón roto en cuatrocientos pedazos, que son más o menos el número de niños que se me han ido en estos años. Pero son precisamente el resto de chavales los que me lo recomponen. Tengo mucha fe, ¡imagínate que hasta creo en Harry Potter! Así que pienso que lo que tienen después de esta vida será algo mejor. Estos niños que tienen que padecer esta mierda son ángeles, así que no me queda otra que levantarme, poner una sonrisa y ayudar.