Su punto de partida se suele datar para el 16 de julio de 1945, cuando Estados Unidos completó la detonación de la bomba Trinity en una prueba nuclear realizada en el desierto de Alamogorodo
22 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.El prestigioso científico holandés Paul Crutzen se convirtió en el primero en pronunciar la palabra Antropoceno. Fue en el 2000, cinco años después de haber recibido el premio Nobel de Química gracias a sus estudios sobre el agujero en la capa de Ozono, y lo hizo para referirse a una nueva época del periodo Cuaternario. El Holoceno, vigente desde hace 11.700 años, y caracterizado por el final de la última Edad del Hielo y la aparición de las primeras civilizaciones, había sido desplazado por el Antropoceno. Y todo por culpa del ser humano. El término acuñado por Crutzen contiene el prefijo antropo (hombre), para hacer especial hincapié en el determinante papel jugado por el ser humano.
La idea de Paul Crutzen no ha caído en saco roto. Un equipo internacional de científicos capitaneados por la Universidad de Leicester (Inglaterra) ha sacado a la luz un estudio en el que tratan de confirmar que desde la segunda mitad del siglo XX el planeta ha entrado en una nueva era geológica. Existen pruebas «abrumadoras», constatan en el artículo publicado en la revista Science.
Las rocas, aunque inmóviles y resistentes, funcionan como una especie de esponjas que se van empapando de todo. Desde su nacimiento se acumulan sobre ellas diminutas capas de partículas que aportan una información esencial para estudiar y comprender tiempos remotos, incluso antes de que los peces o los dinosaurios dominaran el planeta a sus anchas. En función de las características de estas partículas, los geólogos determinan una división cronológica. Una lasaña sobre la que se van depositando distintos pisos de información, en la que quedaría en la superficie la edad más reciente.
El pasado 28 de agosto Ciudad del Cabo (Sudáfrica) acogió el 35º Congreso Internacional de Geología, evento que se celebra cada cuatro años y que supone una de las actividades más importantes de la Union of Geological Sciences. Allí, un grupo de expertos defendieron la tesis del Antropoceno ante el resto de la comunidad científica. Según ellos, esta conformaría la primera edad geológica definida por la acción del hombre, y advirtieron que también supone la llegada de importantes desafíos desconocidos para la humanidad de los que dependerá su viabilidad como especie.
«Hay un consenso abrumador sobre el hecho de que están ocurriendo cosas en el sistema de la Tierra, en sus procesos geológicos, sobre todo en la superficie», explica a Efe Jan Zalasiewicz, del Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno (GTA), que propone el reconocimiento formal del cambio de época.
«Desde el momento en que ha habido humanos ha habido impacto humano en el planeta, la novedad es que estamos sacando al planeta de su variabilidad natural», aclara Alejandro Cearreta, científico de la Universidad del País Vasco y también miembro del GTA.
Pese a la extremada juventud de la era que definen (apenas unos 70 años, que geológicamente podría equivaler a un bebé de menos de una semana), Jan Zalasiewicz y el resto de sus compañeros dicen haber identificado numerosos signos en los sedimentos de la Tierra de un cambio irreversible, cuyo alcance y consecuencias son todavía imposibles de predecir.
16 de julio de 1945
El punto de partida del Antropoceno se suele datar para el 16 de julio de 1945, cuando Estados Unidos completó la detonación de la bomba Trinity en una prueba nuclear realizada en el desierto de Alamogorodo, en el estado de Nuevo México. Estas pruebas se llevaron a cabo con éxito, y tan solo un par de semanas más tarde el presidente Harry Truman dio la orden de atacar las ciudades de Hiroshima y Nagashaki con bombas atómicas, que fueron borradas del mapa, en un episodio que aceleró la rendición total de Japón y el fin de la II Guerra Mundial.
Sin embargo, no todos los miembros del Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno coinciden en fijar su inicio a mediados del siglo XX. Una minoría apuesta por remontarse hasta el inicio de la Primera Revolución Industrial, a finales del siglo XVIII, en una época en la que aceleró con fuerza la velocidad de todo el planeta.
Una parte importante de la comunidad científica se resiste a aceptar el fin del Holoceno. Su principal argumento es que todavía no ha transcurrido tiempo suficiente como para determinar la llegada de una nueva era.