Diez trasplantes en 24 horas en el Chuac

juan torreiro / Rosa domínguez A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

IAGO GARCÍA / DANIEL R. PORTELA

Cinco quirófanos y 250 personas participaron en el nuevo récord del hopsital

08 mar 2021 . Actualizado a las 18:55 h.

Nueve personas de las cuatro provincias gallegas recibieron el regalo de una segunda oportunidad en apenas 24 horas. El equipo de trasplantes del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) ejerció de centro de referencia en esta especialidad y practicó entre el pasado martes y el miércoles diez injertos vitales (dos para un mismo receptor), una intensa jornada gracias a la solidaridad de cuatro familias y a la movilización de alrededor de 250 profesionales de la sanidad pública.

Apenas un año después de que España batiese el récord de este tipo de intervenciones en un solo día, con 38 entre 29 hospitales de todo el país gracias a quince donantes, el centro coruñés puso a prueba el engranaje de una maquinaria en la que la vida es cuestión de horas y Galicia volvió a conjugar con mayúsculas la palabra solidaridad. Junto a los nueve gallegos, que ahora respiran aliviados, en Madrid otra persona recuperó el aliento gracias a los pulmones de uno de los donantes de la comunidad.

En un ejercicio ejemplar de sincronización, el protocolo se puso en marcha a mediodía del martes 22, cuando la Oficina de Coordinación de Trasplantes del Chuac recibe una llamada del Hospital 12 de Octubre de Madrid, comunicando que les iban a enviar un riñón para trasplantar. Se trataba de un órgano especial, dado que era compatible para un paciente singular por su hipersensibilidad frente anticuerpos, y se remitía a A Coruña porque, precisamente, el centro herculino había cedido en octubre un órgano para una emergencia en Madrid de similares características.

Urgencia cero

Cuando el riñón volaba hacia la ciudad, surge en el propio Chuac otro donante, un hombre de 57 años ingresado en el centro, y se programa la extracción de sus órganos para las 16 horas. Su corazón sería para un enfermo en urgencia cero -con prioridad sobre toda España por el riesgo de muerte inminente- ingresado en el propio hospital y, además, se prevé la utilización de sus riñones e hígado. La oficina de coordinación se encontraba todavía organizando toda la actividad quirúrgica cuando es el Hospital Álvaro Cunqueiro avisa de la aparición de un donante en Vigo, un joven de 19 años fallecido por un accidente cerebrovascular. Se movilizó entonces otro equipo que partió de A Coruña hacia Vigo a las 18.30 horas para realizar la extracción. En este caso se quedaron en Galicia los riñones, el hígado y el páncreas, mientras que los pulmones volaron hacia Madrid para un receptor en urgencia cero en el 12 de Octubre, equipo con el que también había que coordinarse a la hora de la extracción, que se programó para las 20 horas, momento en el que estaba previsto que llegasen a Vigo los cirujanos madrileños.

El tiempo de isquemia, o plazo en el que los órganos pueden permanecer fuera del cuerpo del donante, siempre es limitado, por lo que fue necesario ajustar al máximo la coordinación. Coincidía, además, que en el Chuac ya estaba programado otro trasplante, esta vez de donante vivo, de una mujer que cedía uno de sus riñones a su marido.

Mientras unos volaban hacia Vigo, otros cirujanos trabajaban ya en los quirófanos del Chuac en la extracción del donante coruñés y se iniciaban los primeros trasplantes, entre ellos el cardíaco y el del riñón llegado de Madrid. Eran sobre las siete de la tarde. Y todo fue en cascada en una carrera contrarreloj. Se utilizaron cinco quirófanos diferentes -algunos en más de una ocasión- y hubo que sincronizar hasta los equipos de limpieza para dar el relevo a los diferentes grupos de cirugía en las sucesivas operaciones.

«Todos estamos de enhorabuena»

«Todos estamos de enhorabuena», resumía ayer Valentina Fernández, enfermera coordinadora de trasplantes del Chuac, una de las 250 personas que participaron en un proceso que «tienen su complejidad, porque supone movilizar a mucha gente».

«Nunca hicimos tantos trasplantes en tan poco tiempo», dice, e insiste en que «nada de esto sería posible sin la colaboración absoluta de todos, de los médicos de rayos, anestesia, laboratorio, unidades de críticos, plantas de hospitalización, enfermería... con que algún elemento no funcione, no podríamos hacerlo». Pero, por encima de todo, insiste en la importancia de «no olvidar que esto solo sucede porque hay familias solidarias, como la del niño de 19 años que de repente se muere y tiene el arrojo y las fuerzas para decir ‘vamos a ayudar a otras personas’. De esto nos beneficiamos toda la sociedad».