Una vida en «Cachitos»

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas MIRA Y VERÁS

SOCIEDAD

22 nov 2016 . Actualizado a las 08:17 h.

Si como contaba el escritor Miqui Otero, la semana pasada en Fugas, la nostalgia es mucho más que EGB y la bola loca, hay que abocarse a ella para que no resulte paralizante y nos desconcierte. Tal vez por ello en televisión le han encontrado el mejor de los sentidos en un formato que va camino de convertirse en un clásico de la pequeña pantalla: Cachitos de hierro y cromo. Una joya de la memoria musical vertida en un envase que se ha encajado con un equilibrio perfecto, gracias a una mezcla maravillosa de humor y delicadeza.

De este modo se permiten revisar el ayer sin caer en la ñoñería ni en la necesidad de confirmar que cualquier tiempo pasado fue mejor. Con la distancia de unos titulares ingeniosos que subrayan cada una de las actuaciones, el programa de La 2 consigue atrapar al espectador que inevitablemente acaba dando la nota.

Cantar al ritmo de Cachitos es obligatorio porque nos arrastra a la infancia y a la juventud con la música por todo lo alto, cuando se escuchaba bien fuerte en televisión. Aplauso, Tocata, Música sí, 300 millones... y todos aquellos programas de los años setenta y ochenta son la base de un espacio que desde su arranque, hace cuatro temporadas, se ha erigido como un símbolo musical.

El domingo pasado se despidió por un tiempo, pero regresará en fin de año como la verdadera garantía de que esa noche la música descorchará la fiesta, sin la estridencia de los shows de hoy que suenan a reseso.