El papa Francisco reafirma su rechazo al sacerdocio femenino tras su visita a Suecia

Darío Menor ROMA / COLPISA

SOCIEDAD

JONAS EKSTROEMER | EFE

Pese a la buena relación con las pastoras y la arzobispa del país, sigue la doctrina de Juan Pablo II sobre «la dimensión femenina» de la Iglesia

02 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Conocer de primera mano la realidad de la Iglesia luterana sueca, en la que alrededor de la mitad de sus pastores son mujeres y está además guiada por una arzobispa, no le ha hecho al papa Francisco replantearse su posición ante a una eventual apertura a la ordenación sacerdotal femenina. En el vuelo de vuelta a Roma, tras presidir una misa con los católicos de este país escandinavo en el estadio Swedbank de Malmoe, Francisco insistió ayer una vez más en que esa puerta fue cerrada a cal y canto por Juan Pablo II.

El pontífice no parece dispuesto a desautorizar una decisión de uno de sus predecesores en el solio pontificio, al que además ha canonizado él mismo. «La última palabra clara fue la que dio» el papa polaco «y sigue siendo la misma», dijo Jorge Mario Bergoglio, retomando a continuación la habitual respuesta que da cada vez que alguien le pregunta por este espinoso tema. «Las mujeres pueden hacer muchas cosas mejor que los hombres. La eclesiología católica tiene dos dimensiones: la dimensión petrina, la de los apóstoles, Pedro y el colegio, los obispos; y la dimensión mariana, que es la dimensión femenina de la Iglesia. ¿Quién es más importante en la teología y en la mística de la Iglesia? ¿Los apóstoles o María? Es María: la Iglesia es mujer. La Iglesia se casa con Jesucristo. Es un misterio esponsalicio y a la luz de este misterio se entiende el porqué de estas dos dimensiones. No existe la Iglesia sin esta dimensión femenina».

Esta cuestión se presenta como un escollo difícil de salvar en el camino para conseguir la unidad con la Iglesia luterana, acercamiento que, a tenor de lo escuchado estos días durante su viaje a Suecia, tanto parece desear Francisco. Un primer paso, aunque tímido, puede haberse dado estos días en Lund y Malmoe, donde se veían tanto al papa y a miembros de la jerarquía vaticana muy cómodos junto a las pastoras que participaron en todos los actos, y en particular con la líder de la Iglesia luterana sueca, Antje Jackelén. Esta teóloga, que fue la primera arzobispa en ser recibida por un papa, aseguró que el ambiente con la delegación católica había sido «muy bueno», aunque reconoció que en algunas situaciones «ser una mujer no es lo más fácil en el mundo».