«Tengo una escultura de cenizas en el salón y la gente alucina cuando la ve»

María Santalla REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

PACO RODRÍGUEZ

La artista que la elaboró, Julia Ares, tuvo la idea cuando vio a una persona llevando las cenizas en un pequeño tubo en el cuello

30 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace algunos años, Fernando Paredes perdió a un familiar muy allegado al que habían cuidado en casa durante quince años. «Era una mujer que no tenía familia, solo nosotros, y tampoco sabíamos dónde enterrarla». Un amigo le habló entonces de Julia Ares, una artista coruñesa que elabora esculturas con las cenizas de los difuntos. Para Fernando, que además es un gran amante del arte, era la solución perfecta. Poco tiempo después, la pieza llegaba a su salón. Un trabajo personalizado, que hacía referencia a los muchos viajes que habían hecho con la difunta

Algún tiempo después falleció su tío, y la familia también recurrió a Julia Ares, que hizo un trabajo con alusiones al fútbol, puesto que era jugador. Y lo mismo cuando perdieron a su abuela. «Me parece una idea espectacular, porque es una forma de tener cerca las cenizas de la gente que quieres sin la clásica urna funeraria», opina Fernando, que, en cambio, tiene la escultura «en el salón, y la gente alucina».

A Paredes le parece una opción tan buena que considera «algo absurdo» la prohibición de la Iglesia de esparcir o guardar en casa las cenizas de los muertos. «¿Por qué no puedes tener en casa contigo las cenizas de alguien que tú quieres?», se pregunta, para luego añadir que «es todo un negocio, para que compres un nicho». Así que Fernando Paredes no hará caso de ese veto que ha impuesto el Vaticano: «Volvería a hacerlo», asegura rotundo.

De hecho, Julia Ares ya ha recibido otro encargo de su parte, aunque todavía sin fecha. «Tenemos una perra muy mayor y ya le dije a Julia que en cuanto muera le llevaré sus cenizas», asegura.

Precisamente la artista que da forma a los recuerdos de Paredes y otros clientes asegura que recibe muchos encargos para hacer piezas con las cenizas de sus mascotas. En cuanto a los humanos, «no es que reciba encargos todos los días, pero sí tengo algunos», asegura Julia Ares. Hace esculturas, pero también hace joyas, que quizás es lo más demandado, dice. También crea lápidas con las cenizas incorporadas.

Julia se dedicaba al arte y trabajaba sobre todo con vidrio. Pensó en buscar una forma para tratar las cenizas cuando vio a una persona que las llevaba al cuello en un pequeño tubo. «Pensé cómo podía hacer para no tocar las cenizas y elaboré una técnica que tengo patentada. Van dentro de una escultura que se crea de forma personalizada, pensando en la persona que murió. No las toco con las manos». Hay otros procesos, dice, que sí manipulan las cenizas y que a Julia le parecen «un tanto irreverentes».

Igual que ocurría con Fernando, Julia Ares no está en absoluto de acuerdo con la doctrina que ha divulgado esta semana el Vaticano. «Se trata de que la gente tenga reliquias de la gente que quiso. No tiene sentido que lo prohíban, porque no es contaminante y tampoco me parece para nada irreverente. Creo que lo hacen un poco pensando en la economía», dice la artista, que espera no perder encargos tras la directriz de la Iglesia sobre el enterramiento de las cenizas.