Premio al coraje de las esclavas yazidíes que sobrevivieron al horror del califato

R. P. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

MARK WILSON | Afp

La Eurocámara otorga el Sajarov a las jóvenes Nadie Murad y Lamija Aji Bashar

28 oct 2016 . Actualizado a las 02:14 h.

Nadia Murad y Lamiya Aji Bashar sobrevivieron al calvario de ser esclavas sexuales del Estado Islámico (EI) y se convirtieron en símbolo del horror sufrido por el pueblo yazidí a manos del califato, pero también de la resistencia. Desde su exilio en Alemania, a donde llegaron tras escapar de sus captores, han querido ser la voz de esta minoría masacrada. Ayer el Parlamento Europeo les concedió el premio Sajarov a la libertad de conciencia por su coraje y dignidad, en palabras del presidente de la Eurocámara, Martin Schulz. «Dos supervivientes que vinieron a la UE como refugiadas y a las que apoyamos por su lucha», añadió.

Desde Washington, Nadia recibió el galardón como «un potente mensaje a nuestro pueblo y a los más de 6.700 mujeres, chicas y niños convertidos en víctimas de la esclavitud y del tráfico de seres humanos del EI, y afirma que el genocidio no se».

Nadia Murad, una joven de 23 años de ojos dulces y voz aterciopelada, fue raptada en agosto del 2014 en su pueblo natal de Kocho, cuando los yihadistas asolaron Sinyar, región del norte iraquí fronterizo con Siria. El EI asesinó a todos los varones de la aldea. Murad perdió a seis de sus hermanos y a su madre, asesinada junto con otras 80 mujeres adultas sin valor sexual para los terroristas. En Mosul comenzó un calvario de varios meses a manos de los hombres del califa Abu Bakr al Bagdadi. Fue torturada y víctima de violaciones colectivas antes de ser vendida varias veces como esclava sexual, al igual que su hermana. «Lo primero que hicieron fue forzarnos a convertirnos al islam. Después hicieron lo que quisieron», relató Nadia hace unos meses a la agencia France Press.

Logró escapar gracias a la ayuda de una familia musulmana de Mosul, que le consiguió documentos de identidad que le permitieron llegar hasta un campo de refugiados en Kurdistán. Allí contacto con una organización de ayuda a los yazidíes con la que consiguió llegar a Alemania y reunirse allí con su hermana.

El calvario de Lamiya Aji Bashar, también oriunda de Kocho y raptada cuando tenía 16 años, se asemeja trágicamente al de Nadia. Durante 20 meses de cautiverio intentó escapar en varias oportunidades. Lo logró el pasado abril con ayuda de su familia, que pagó a un transportista clandestino. Al poco de pasar la frontera kurda, explotó una mina que la dejó malherida y casi ciega. En su rostro muestran las huellas que dejó aquel explosivo, pese a todo «es una mujer de gran fortaleza que soportó cosas que no le deseo a nadie», dijo a AFP Jan Kizilhan, el psiquiatra alemán que la asiste. «Muchos de los suyos fueron ejecutados por el EI delante de ella».

Nadia viaja por todo el mundo para conseguir que la persecución de los yazidíes sea considerada genocidio. Defensa que la llevó hasta el Congreso de EE.UU. Desde septiembre, es embajadora de buena voluntad de la ONU para la dignidad de las víctimas del tráfico de seres humanos. Menos visible, Lamiya vive con su hermana en el sur de Alemania, donde busca rehacer su vida. Quiere ser maestra de escuela y no regresar a Irak.

Unas 3.200 mujeres y niños siguen aún en manos de los yihadistas del Estado Islámico.

Rusia califica de infundados los temores de la OTAN

Rusia y su presidente cargaron ayer contra la preocupación de la OTAN por las amenazas militares del Kremlin en el Este de Europa y el periplo por el Mediterráneo de la flotilla naval, encabezada por el portaviones Almirante Kuznetsov, camino de Siria para apoyar a Damasco en su combate contra los opositores.

Para Vladimir Putin, la vuelta de la «amenaza rusa» es en realidad un «mito» rentable para las empresas militares de todo el mundo. Durante una reunión anual de expertos en política exterior celebrada en Sochi, el jefe del Kremlin aclaró que Rusia no pretende atacar o invadir ningún otro país, a pesar de los temores expresados por algunos países del Este y por la propia OTAN. Putin admitió que sus acuerdos con la Casa Blanca han fracasado en Siria y responsabilizó de ello a ciertos «círculos» de Washington. También aprovechó para atribuir a la «histeria» electoral las acusaciones de que quiera influir en las elecciones de EE.UU. «¿Qué es Estados Unidos? ¿Una república bananera?», se preguntó. Es «más fácil» culpar a un enemigo exterior de problemas internos, añadió.

También el Ministerio de Exteriores calificó de «infundadas» las inquietudes de la OTAN por la entrada de la flotilla en el Mediterráneo. Andréi Kelin, responsable para la Cooperación, respondía así a la advertencia del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, sobre que el Kuznetsov podría ser la base para redoblar los bombardeos sobre Alepo. Incluso llegó a negar que la aviación rusa se acerque a esa ciudad.

París acusa a Moscú y Damasco del ataque a una escuela en Siria que mató a 22 niños

El ministro de Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault, culpó a Damasco y Rusia del bombardeo que destruyó una escuela de la provincia de Idlib y se cobró la vida de 22 niños y seis maestros, según cifras de Unicef. También esta agencia de la ONU apuntó a la aviación rusa como responsable de la agresión, algo que Moscú ha negado. «Es una mentira. Rusia no tiene nada que ver con esa terrible tragedia», reprobó la portavoz del Ministerio ruso de Exteriores, María Zajárova.

«¿Quién es el responsable? En ningún caso la oposición, porque se necesitan aviones para lanzar bombas», esgrimió el jefe de la diplomacia gala en rueda de prensa. París, por tanto, considera a Damasco y Moscú como los únicos responsables posibles.

Para Ayrault, el ataque contra la escuela «es otra demostración más del horror de esta guerra» y ha llamado a «no aceptar» hechos como este, que tienen como víctimas a civiles.

El ataque se produjo el miércoles en la localidad de Haas, controlada principalmente por los rebeldes. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos elevó la cifra de muertos a un total de 35.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se mostró consternado y exigió una «investigación inmediata». «Si fue deliberado, este ataque puede constituir un crimen de guerra», dijo su portavoz, Stéphane Dujarric. El ex primer ministro británico Gordon Brown, actual enviado de la ONU para la Educación Global, pidió llevar a los responsables ante el Tribunal Penal Internacional.

La batalla por Mosul deja ya 12.000 huidos

Casi 12.000 personas han huido de la región de Mosul desde el inicio de la ofensiva sobre el último bastión del Estado Islámico (EI) en Irak. Entre 800 y 900 yihadistas han muerto en los once días de combates, declaró el general estadounidense Joseph Votel. En su política de tierra quemada, además de incendiar pozos de petróleo, ayer plantó fuego a una planta de sulfato, que provocó que más de 1.000 personas tuvieran que ser atendidas por síntomas de asfixia. En la imagen, un peshmerga se fotografía con niños en la aldea de Fadiliya.