El nuevo retrato de la Vía Láctea reúne 20 veces más estrellas que el anterior

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

ESA

Un equipo gallego utiliza técnicas de inteligencia artificial para clasificar los resultados

15 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Imagínese que en la Tierra existiese un telescopio capaz de observar con gran exactitud una moneda de un euro posada sobre la superficie de la Luna. Y que incluso pudiese determinar la intensidad de su brillo y su distancia con respecto a otros semejantes. Pues, salvando las diferencias, esto es lo que hace el satélite espacial europeo Gaia, solo que sus dos grandes ojos, que recogen la luz de los astros y la enfocan hacia una cámara de una extraordinaria precisión de mil millones de píxeles, tienen un campo de visión mucho más amplio: la propia Vía Láctea. Solo así se podrá lograr el mapa en tres dimensiones más preciso de nuestra galaxia, lo que permitirá estudiar su evolución y composición y ofrecer, de paso, respuestas a algunos de los grandes misterios de la cosmología, como el estudio de la materia y energía oscura o el análisis de objetos exóticos como los cuásares. 

Los primeros resultados, tomados después de los primeros 14 meses de observaciones y que se han puesto a disposición de la comunidad científica mundial en 15 artículos en la revista Astrohomy & Astrophysics, no han defraudado las expectativas. 

El chequeo constante al firmamento -cada día se realiza un barrido de 70 millones de objetos celestes- ha permitido elaborar el primer catálogo con 1.142 millones de estrellas, en las que se ha podido determinar su brillo y posición exacta, lo que supone la mayor muestra de astros hasta la fecha. El nuevo censo, de hecho, es el doble de preciso y contiene casi 20 veces más estrellas que el referente astronómico anterior, el catálogo Hipparcos. Incluso se han observado decenas de supernovas desconocidas y otros astros aún sin clasificar.

Los responsables de la Agencia Espacial Europea (ESA) presentaron ayer los datos en el Centro Europeo de Astronomía Espacial de Villanueva de la Cañada (Madrid). No en vano España ocupa un papel crucial en la misión. Y no solo porque los datos del satélite Gaia se reciben en la antena del espacio profundo de Cebreros (Ávila), sino también por la aportación de sus científicos, un papel en el que el trabajo de los astrofísicos e ingenieros gallegos no es precisamente menor

Objetos raros

El Laboratorio Interdisciplinar de Aplicacións de Intelixencia Artificial de la Universidade da Coruña, donde ayer también se dieron a conocer los nuevos datos, fue el encargado de desarrollar un programa informático que realiza la clasificación automática de las estrellas, en colaboración con las astrofísicas Minia Manteiga y Ana Ulla, esta última de la Universidade de Vigo, y también será el encargado de examinar los objetos raros que puedan aparecer, desconocidos hasta ahora. Para procesar e interpretar los casi infinitos datos que se reciben fue necesario utilizar técnicas de inteligencia artificial basadas en un sistema de redes neuronales. El equipo gallego forma parte del consorcio DPAC, integrado por 450 científicos e ingenieros de software dedicados al proceso y análisis de datos. 

«Gaia es una misión paradigmática de la astronomía moderna y será un referente para los astrofísicos de los próximos 50 años», explica Minia Manteiga. Los científicos están convencidos de que revolucionará el conocimiento que se tiene de cómo las estrellas se distribuyen y se desplazan por nuestra galaxia.

«Quizás nos encontremos con objetos en nuestra galaxia que no han sido nunca vistos»

Gaia, cuya misión finalizará en el 2019, aunque presumiblemente se prolongará tres años más, ha determinado el brillo y la posición de más de mil millones de estrellas, el 1 % de las que forman la Vía Láctea, pero queda por delante un enorme trabajo para averiguar sus movimientos y las distancias que existen entre ellas, lo que únicamente se ha hecho con dos millones de estrellas. Solo así se podrá completar el mapa en 3D más detallado.

Conocer la distancia entre las estrellas es un dato vital, porque solo así se podrá echar la vista atrás en una suerte de arqueología astronómica que permita conocer cómo evolucionaron, y cómo lo seguirán haciendo, desde sus estados iniciales.

«Los datos presentes y futuros de Gaia van a revolucionar todas las áreas de la astronomía, permitiéndonos investigar nuestro lugar en el universo, desde lo más cercano, el sistema solar, hasta la galaxia entera e incluso escalas cosmológicas aún mayores», constató ayer en Madrid Anthony Brown, presidente del consorcio de científicos que forman parte de la misión. 

La clasificación de las estrellas y astros de la Vía Láctea será una labor extremadamente compleja, porque ya están apareciendo objetos que no responden a los cánones previstos. De su observación y análisis se encargará específicamente el equipo gallego. «Un 10 % de los objetos que observamos no van a ser fáciles de clasificar dentro de los estándares, y quizás nos encontremos con algunos que no han sido nunca vistos. Y eso es lo que esperamos», explica Minia Manteiga.