Dos niños iraquíes llegan a España para tratarse gracias a una oenegé gallega

Eduardo Eiroa Millares
e. eiroa A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

Ahmed y Mudafar viajaron desde Grecia a Sevilla para curar una dolencia hepática

25 ago 2016 . Actualizado a las 10:45 h.

Mudafar y Ahmed, dos niños refugiados de diez y ocho años respectivamente, aterrizaron ayer en Madrid tras cerca de cuatro meses de gestiones para lograr que fueran aceptados, con su familia, en España. Los dos menores, con sus padres, partieron hacia Sevilla donde ambos, con una enfermedad hepática degenerativa y congénita, recibirán y donde vivirá la familia.

Se pone fin así a un periplo que llevó al núcleo familiar desde su ciudad, Erbil, en el Kurdistán iraquí, hasta el campamento de Katsikas, a 50 kilómetros de Grecia. El padre, herido de guerra como soldado que luchó contra el ISIS, decidió poner tierra de por medio, con metralla todavía alojada en su espalda, y dar el salto a Europa.

En el campamento griego los encontró la onegé Aire, fundada en A Coruña, que ante la situación en la que estaban los menores, sin tratamiento y con sus vidas en riesgo, se movilizó para que el Gobierno español acogiera a la familia y le diera el tratamiento adecuado. Los trámites implicaron a los ministerios de Exteriores, Interior y Empleo y finalmente, tras casi cuatro meses, el vuelo regular que los traía aterrizaba ayer en Madrid.

Junto a la onegé coruñesa se implicó en el caso para hacer más fuerza el Ayuntamiento de A Coruña, que cursó la solicitud de asilo. En paralelo, la entidad humanitaria puso en marcha una recogida de firmas que ayer rozaba ya las 200.000. Las gestiones de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado y de la Organización Internacional de las Migraciones también ayudaron a sacar a la familia de Grecia.

Hace mes y medio se dio el primer paso, con el traslado de sus cuatro miembros desde las tiendas de campaña militares de Katsikas hasta un piso en Tesalónica.

Durante los meses de espera, tanto el Chuac de A Coruña como la Fundación de Medicina Xenómica de Santiago realizaron análisis remitidos desde Grecia, confirmando que Mudafar y Ahmed padecían una «hepatopatía crónica con hepatoesplenomegalia, prurito y cirrosis» de carácter hereditario.

La ONG nacida en A Coruña dio con ellos, según contaba ayer desde Katsikas uno de sus integrantes, Diego Velasco, cuando llegó al lugar hace seis meses. Iban hacia Lesbos, pero cambiaron de destino hacia donde los necesitaban. «Lo primero que hicimos fue revisar tienda por tienda con una enfermera, porque entonces no había médicos, la salud de los refugiados». Allí aguardaban hoy unos 16 miembros de Aire ayudando a las cerca de 600 personas que quedan.

«Niños así hay en toda Grecia y en Turquía, Mudafar y Ahmed no son los únicos, esto es una urgencia humanitaria», dice Velasco, que recuerda que el lugar en el que se encuentran los refugiados, en un valle entre montañas, se inunda con frecuencia con las lluvias y no está en condiciones de hacer frente a la llegada del frío en una región de climas extremos en la que las temperaturas bajan de cero grados y nieva en invierno. El 40 % de los que allí viven, dice, son menores de edad.