Uno de cada cuatro kilómetros del litoral gallego, alterado por el hombre

nacho blanco REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Costa artificializada en los primeros 500 metros
M. M. M.

Los 500 primeros metros de la costa de Pontevedra están modificados en un 34 %

23 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La acción del hombre sobre los más de 1.700 kilómetros de costa de Galicia se ha ido notando con el paso de los años. La constatación del apego a las rías del paisanaje galaico fue el germen en la antigüedad de muchas de las poblaciones actuales. Pero fue en los últimos años, especialmente a partir de los 80 del siglo pasado, cuando se produjo un avance significativo en la ocupación de la costa, es decir, lo que en términos técnicos se llama costa artificial, aquella que ha sido modificada por la acción del hombre.

Un informe realizado por el equipo interdisciplinar Costa16, del Observatorio de Sostenibilidad, y apoyado por el Ministerio de Medio Ambiente, evaluó la situación del litoral español desde 1987 hasta el 2016, concluye que es necesario en algunos puntos de la costa una mayor protección y más herramientas legales para una ordenación del territorio más acorde.

Aunque un 24 % de la costa gallega se encuentra en esta tesitura (es decir, uno de cada cuatro kilómetros está alterado), Galicia está por debajo de la media nacional, y a bastante distancia de zonas como el Levante, el mediterráneo andaluz, Canarias o las provincias atlánticas de Huelva y Cádiz. En el caso de Málaga, capital de la Costa del Sol, paradigma del crecimiento urbano por el turismo, su costa, en los primeros 500 metros, solo tiene un 20 % de su espacio sin alterar. Las provincias de Murcia, Valencia, Alicante, Barcelona, Tarragona -donde más se ha disparado la desnaturalización costera- y Gerona, están entre las más afectadas. Un proceso que además parece no frenarse.

En Galicia es la provincia de Pontevedra la que presenta una mayor alteración costera en sus primeros 500 metros, ya que entre 1987 y el 2011 el hombre la modificó un 34 %; seguido de A Coruña, con casi un 20 %, y Lugo, con idéntico porcentaje.

Raúl Estévez, investigador que participó en el estudio y que conoce bien Galicia por su ascendencia ourensana, asegura que el caso gallego es peculiar. «No son comparables la costa valenciana y la de Lugo, ni por su geografía ni por demografía, ni tampoco por el origen de sus poblaciones, etcétera», apunta. El problema aparece no cuando pueblos preexistentes crecen, sino «cuando pequeñas aldeas medran en exceso y se expanden por las vías de comunicación y en dirección a la costa», dice. En Galicia, las rías se convirtieron en lugares de «atracción tanto turística como económica», subraya Estévez.

hay puntos «calientes» sobre los que poner la lupa para el futuro. El investigador indica que la costa de A Mariña oriental, con epicentro en el reclamo turístico de As Catedrais, así como en la huella del bum inmobiliario en el concello de Barreiros, es una de las zonas calientes del litoral de Lugo, que también incluye en el estudio a Burela. En Pontevedra, y también debido al turismo, la península de O Grove (concretamente San Vicente) y su extensión a A Lanzada también preocupan, al igual que la ría de Aldán o la zona que va desde el puente de Rande hasta Moaña. También A Illa de Arousa y O Rosal, donde se ha constatado un aumento de la presión humana. En A Coruña, los estudiosos también observan con cautela espacios como el norte de la ría de Arousa, y el fondo de esta ría en torno al estuario del Ulla.

Sin embargo, y a pesar de que existió un aumento constante de presión sobre el litoral, Estévez no califica de alarmante la situación. «Galicia en esto es singular y la expansión por su costa es siempre difusa», comenta. «Vigo y A Coruña se convirtieron en puntos de atracción y multiplicaron su red urbana por el litoral más cercano», concluye. Así se entiende la expansión de sus áreas metropolitanas sobre los municipios limítrofes, mayoritariamente costeros.

Costa colapsada en 271 años

A pesar de que la Xunta aprobó una interesante normativa sobre urbanismo en los primeros 500 metros de costa, que refuerza a la ley estatal, según las conclusiones del informe Costa16, convendría incidir en figuras más estrictas, casos de Cantabria o Asturias, con una legislación consolidada y más restrictiva.

El estudio avanza que, a este paso, en Galicia bastarían 271 años para tener alterada toda la línea costera en su primer medio kilómetro, proceso que se conoce como «colmatación». La comunidad gallega también presenta datos por debajo de la media española en cuanto a la concentración en la franja de 2 kilómetros, que se situá en el 14 %, mientras que decrece en los 10 kilómetros, con solo el 5,8 % de zona desnaturalizada por la intervención humana.