Pontevedra recibe las «boas noites» de Bertín Osborne

C. Pereiro

SOCIEDAD

RAMON LEIRO

Miles de personas de todas las edades, géneros y estilos abarrotaron la Praza de España para oír la voz del madrileño

16 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Resultó ser el nombre más llamativo de las fiestas de la Peregrina. Ni Xoel, ni Izal, ni siquiera el legendario Loquillo pudieron hacerle frente en las conversaciones de terraza y comentarios en las tascas. Bertín Osborne venía a Pontevedra. Un hombre que en 2016 renació como fenómeno televisivo y se acercaba a unas generaciones que no lo conocían. Bien es cierto que a la ciudad del Lérez vino en calidad de cantante, o más bien de crooner.

La Praza de España, el paraje destinado a la gloria y alabanza musical de Pontevedra, se llenó anoche. No es raro, suele hacerlo en estas fechas. Quizás sí sea más extraño el público que lo componía, un conglomerado heterogéneo de edades, géneros y estilos. Así, miles de pontevedreses y visitantes se agolparon frente al escenario grande de la ciudad, pasadas las diez y media de la noche, en un acto más de curiosidad que de verdadero gusto o pasión musical, aunque alguna muestra también se hizo notar.

Bertín salió entre aplausos. A sus espaldas una poderosa formación, en formato de big band, lo acompaña. Se le vio crecido y autoritario, con unas tablas innegables. El que fuera un icono de la canción española, que luego tiró por rancheras, presume ahora de voz, reinterpretando clásicos de la música americana como Frank Sinatra. Así es Crooner, el disco que lo ha llevado a girar por el territorio nacional y que lo trajo ayer hasta la ciudad del Lérez.

«Muchas gracias, boas noites», exclamó el cantante tras finalizar la primera canción. «Me hace una ilusión enorme poder estar hoy aquí». El madrileño sabe empezar, y sabe mantener ese aura de artista atemporal. Seis mil almas le aplaudieron a cada pausa, a cada intervención. Los curiosos se quedaron y los fans, desde un par de horas antes del concierto ya guardaban sitio.

Hubo clásicos internacionales pero también hubo mitos de la canción patria. De Fly to the moon a Como un vagabundo pasando por el country. En la Praza de España hubo sitio para todo. Bertín se paseó por el escenario como un caballero. Conoce al público y él lo conoce. Son demasiadas décadas de complicidad televisiva y de especiales como para no ver en Bertín cierta camaradería. A su espalda carga con el talento de ser una máquina del espectáculo -más de 35 como cantante- como para no saber por dónde tirar. Lo hace simple y sencillo, pero muy funcional. Entre canción y canción cae la anécdota de rigor, y hasta hay recuerdos para Gayoso y su eterno Luar.

Sin su chaqueta azul tras finiquitar la tercera canción, se enfila un concierto pausado, saboreando notas y aprovechando una banda de élite, con claros toques de jazz y de sonoridad amplia e impecable. Bertín lo sabe. Ni un alfiler cabía ayer. Tampoco dudas. Bertín salió por la puerta grande.