«Es la primera vez que veo una vaca»

tania taboada

SOCIEDAD

Óscar Cela

Familias urbanas eligen el rural gallego como destino vacacional para sus niños

27 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Mami, ¿por qué las vacas tienen eso en la oreja?». «No sabíamos que los terneritos estaban separados de sus madres y un hombre le daba leche adicional en cubos. Creíamos que la única forma de alimentarse era a base de chupar la teta de su madre». «Es la primera vez que veo una vaca». «Pensaba que comían de otra forma». Eran las preguntas, afirmaciones y suposiciones que se hacían varios niños de Bilbao antes de entrar en Arqueixal, una granja familiar situada en Santiago de Alba, en el municipio lucense de Palas de Rei.

Con edades comprendidas entre los tres y once años, los jóvenes nunca habían estado en contacto con los animales. Desconocían el proceso de ordeño, la identificación que llevan anclada las reses en la oreja y su forma de alimentarse. De ahí sus asombros e impresiones. «Lo que más me llamó la atención fue ver a los terneritos separados de sus madres y las cosquillas que sentían tras ponerle la mano encima de la boca», explicaba Gonzalo, un niño de siete años que se mostraba perplejo interactuando con los animales. «Les di de comer maíz seco a las vacas con una pala», decía Anaís, una niña de cuatro años que disfrutaba entre las reses y saltando entre los montones de hierba seca. La pequeña nunca había estado en una granja y de ahí su asombro.

pinto & chinto

También reflexionaban los adultos, por supuesto. «Ver esto me reafirma el seguir estudiando. Acabé mis cursos de educación y control ambiental. Ahora quiero estudiar tecnología de los alimentos», manifestaba Ilene Val, una joven de 21 años y la mayor de tres hermanos. 

De Perú a Bilbao

Hace catorce años que estas tres familias partieron de Perú y se asentaron en el País Vasco. «Nosotros conocemos el funcionamiento porque en Perú la situación era parecida. Allí había campo y animales. Pero nuestros niños nacieron en Bilbao y esto nunca lo han visto. Queremos que vean este mundo, que estén en contacto con la naturaleza y los animales», explicaba Álex Rivera, uno de los padres.

Los padres de los seis niños cuentan que este verano surgió la oportunidad de llevar a cabo esta alternativa y decidieron organizar y concertar el viaje. «Queríamos vivir fuera de lo común. Salir de la ciudad y visitar una granja con los pequeños. Los niños flipan con los animales y lo que más les llama la atención fue el proceso de ordeño», detallaban los padres de Íñigo Rodríguez, hijo de madre chilena y padre peruano.

Los progenitores optaron cambiar este verano el mar por la montaña. Eligieron disfrutar de su ocio en una aldea rural. Decidieron sorprender a sus niños y, a la vez, inculcarles conocimientos sobre la cultura agroganadera. Acertaron de lleno.