Ribeira se lanza a la conquista del sueño de Ícaro

SOCIEDAD

Los vecinos dejaron volar la ingeniería de la imaginación para construir artefactos dispuestos a desafiar las leyes de la gravedad

24 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Son las siete y media de la tarde y un sol inclemente cae a plomo sobre una marea multicolor arremolinada alrededor del muelle de Ribeira. Las peñas dorneiras, incombustibles, después de una semana seguida de actividades, se lanzan a la conquista del sueño de Ícaro. Sobre el escenario, que acaba en una plataforma sobre la ría, desfilan los más intrépidos de cada casa, cargando con todo tipo de artefactos -más o menos trabajados-, dispuestos a desafiar con ellos las leyes de la gravedad en el Jran Premio de Voo sen Motor. Toda una locura de ingenio e imaginación para luchar contra la gravedad.

Los primeros valientes en arrojarse al mar fueron los niños. Y, detrás de ellos, los adultos. En total, 38 peñas se subieron a la pista de despegue ribeirense para embarcarse en un viaje corto pero emocionante que contó con un insólito batallón de aviación. Surcaron el aire desde avionetas clásicas a cazas de combate, ovnis, helicópteros, un logrado dragón milenario y hasta un enorme Muxo Voador (y fumador). Tampoco faltaron a la cita Willy Fog y su globo que, como el de Betanzos, tuvo este año un vuelo corto.

La prueba cumplió su veinticinco aniversario hermanando a bordo del mismo barco a Peter Pan, al Capitán Garfio y a una alegre Campanilla de piernas peludas. Estuvieron los mismísimos Cazafantasmas, quienes no dudaron en precipitarse al agua detrás de lo que parecían unos parientes lejanos de Cásper. Incluso se pudo ver, aunque solo fuera por unos segundos, a un cerdo volando o un espectacular tiburón-cohete propulsado por un artesanal mecanismo de agua y aire a presión ideado, curiosamente, por un panadero.

Los ribeirenses dejaron volar la ingeniería de la imaginación para construir medusas gigantes a base de vasos de plástico o recrear una desafortunada caza de pokémons que acabó con los móviles, y sus dueños, en el mar.