La UE prorroga 18 meses el uso del polémico herbicida de las carreteras

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

JOSE MANUEL CASAL

Aprueba una moratoria limitada del glifosato para estudiar a fondo su efecto en la salud

30 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Como era previsible, la Comisión Europea aprobó ayer una prórroga de 18 meses para que agricultores y distintas administraciones europeas puedan seguir utilizando el glifosato, al terminarse hoy el plazo de 15 años que de oficio disfrutan los principios activos autorizados por Bruselas. En este caso se trata de un controvertido compuesto presente en la inmensa mayoría de herbicidas de uso común en la agricultura y en el control de la vegetación no deseada en vías de comunicación y parques públicos.

Ante las reticencias de distintos países de gran peso en la UE como Alemania -que se abstuvo en las votaciones previas- y Francia -que votó en contra-, los responsables comunitarios de Salud y Seguridad Alimentaria decidieron habilitar una moratoria limitada, mientras que en paralelo se encargarán nuevos estudios científicos para analizar el efecto del glifosato en la salud.

Por el momento no existe un consenso científico sobre estos efectos. Un informe de marzo del 2015 de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dictaminó que el glifosato es «probablemente cancerígeno para los seres humanos». Este es el informe al que otorgan más valor los ecologistas y los representantes de la agricultura ecológica, mientras que la Comisión, los países que votaron a favor -entre ellos España- y la industria productora dan crédito al dictamen de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (AESA), que concluyó que era poco probable que este principio activo provocara cáncer.

Malestar en la Comisión

A falta de una mayoría cualificada entre los estados miembros, el comisario de Salud y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, explicó en Bruselas que se decidió prolongar la autorización «hasta que la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas publique su dictamen, como muy tarde a finales de 2017». «Hemos abordado el asunto con los Estados miembros en el comité permanente, en el comité de apelación y en los bilaterales. Estoy sorprendido por las posiciones de algunos de ellos, que no han querido escuchar nuestras propuestas», lamentó Andriukaitis. La Comisión se vio obligada a tomar una decisión en solitario en plena crisis del Brexit.

«Estoy seguro que muchos calificarán [la decisión] como una victoria para nuestra industria», comentó a France Presse Graeme Taylor, portavoz de la asociación de productores europeos de productos fitosanitarios, de la que forman parte compañías como Monsanto, Bayer, Dow, BASF o Syngenta. Sin embargo la industria no está tan satisfecha con la decisión de la Comisión, ya que pretendían renovar la licencia por los 15 años habituales o, al menos, por un período de nueve. Ahora uno de sus negocios más florecientes se enfrenta a un período de incertidumbre.

Los ecologistas están al menos conformes con una moratoria limitada, aunque organizaciones como Greenpeace solicitaron ayer a la Comisión que elabore un plan de salida del glifosato, puesto que el fin de la prórroga «está a la vuelta de la esquina» y es evidente que es necesario implementar distintas alternativas. Además, pide a los Estados miembros que durante este plazo pongan en marcha «restricciones para evitar la exposición a ciudadanos y trabajadores a este herbicida», que es el más utilizado del mundo. La organización ecologista también exigen prohibir los usos no profesionales dentro o cerca de parques públicos, zonas de juegos infantiles, jardines y en el uso de prácticas de desecación para adelantar las cosechas.

Vértigo a un vacío en el control de la vegetación no deseada

El potente lobby agrícola europeo, en el que España tiene mucha fuerza, así como las potentes corporaciones que fabrican el glifosato -entre ellas Bayer y Monsanto- han puesto sobre la mesa uno de los principales problemas que acarrearía la prohibición del glifosato: alegan que no existe un método alternativo de control de la vegetación no deseada que compite con los cultivos, y eso supondría una grave afección a la agricultura europea y a sus exportaciones, que no podrían competir con países no comunitarios que mantienen la autorización del glifosato en las explotaciones agrícolas. En definitiva, una prohibición tajante como la que reclamaba el Gobierno francés habría complicado el sistema de producción europeo, un escenario que temía especialmente el principal sindicato de agricultores europeos, Copa-Cogeca, que considera que de momento no existe una alternativa viable a los herbicidas con glifosato.

Los ecologistas o europarlamentarios que militan en la agricultura ecológica, como la gallega Lidia Senra, no están de acuerdo con esta apreciación. Senra recuerda que los métodos manuales y mecánicos son menos agresivos «e crean máis postos de traballo». Apuesta además por que estas decisiones se tomen siempre bajo el principio de precaución, es decir, prohibir todos aquellos productos químicos con posibilidad de generar efectos negativos en la salud humana.

Desde Greenpeace recuerdan que miles de agricultores ecológicos en todo el mundo demuestran que el control de las denominadas plantas adventicias «es posible sin glifosato». Proponen, por ejemplo, que en las cosechas anuales se combine la rotación con los cultivos de cobertura y acolchados. El propio Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente tiene publicaciones donde se muestran métodos alternativos al uso de herbicidas.

El Ejecutivo comunitario, por su parte, cree que, por el momento, su propuesta para restringir el uso del compuesto en territorio comunitario es suficiente para evitar posibles riesgos para la salud. Estas restricciones incluyen prohibir los productos basados en el coformulante polioxetil amina, minimizar su utilización en parques, jardines y espacios de juego infantil, así como en el período previo a la cosecha.