Iván Mañero: «El juez nos ordenó operar a un chico de 16. Se casa en breve»

Ángel Paniagua Pérez
Á. Paniagua VIGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Fue el primero en operar estos casos en España. «Al principio había muchos. Nadie se ha arrepentido»

26 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En el mes de abril, Iván Mañero viajó a Cuba para asesorar al Gobierno en la puesta en marcha de la primera unidad de tratamiento de personas transexuales del país. Fue un pionero en la cirugía de reasignación de sexo y en su clínica se trató Charlotte, además de unos cuantos personajes televisivos. «Cuando empecé, hace veinte años, todo esto estaba muy escondido y venían pacientes muy mayores». La mayor fue una mujer de 62 años que no quería vivir los últimos años de su vida dentro de un cuerpo que no sentía como propio.

Hoy se ha normalizado más la situación. Los pacientes rondan los 25, habitualmente. «Son profesores de universidades, policías, militares... de cualquier estatus, oficio y nivel intelectual», explica Mañero. No hay un paciente tipo.

La mayor parte de los casos de transexualismo aparecen ya en la infancia. Los médicos hacen un seguimiento del paciente y su familia y los tratamientos llegan a los 18. Pero la ley impide operar a menores de edad. «Pero tuvimos un caso de un chico de 16 años, en el que un juez lo ordenó. Los padres habían demandado para reclamarlo y sabían lo que había desde los dos años», explica Mañero. «Solo quería ser feliz. Me han dicho que se casa dentro de poco».

Lo cierto es que la edad condiciona la cirugía. No por la técnica, sino porque hay más tejidos corporales y son de mejor calidad. En ese sentido, Charlotte Goiar era una paciente mayor para lo que es habitual en estos tratamientos, con 42 cuando se operó.

En casos de reasignación de sexo de hombre a mujer, la técnica habitual es la inversión peneana. Cuando no hay piel suficiente, se recurre a la colovaginoplastia, como en el caso de Charlotte: se crea la vagina con un tramo del intestino; se implanta y se hace una reconstrucción exterior. Son intervenciones de cinco o seis horas. Cuestan entre 14.000 y 17.000 euros.

El centro, ubicado en Barcelona, creció porque existía una necesidad que la sanidad pública no cubría. «No hay cirujanos especializados, solo había tres unidades en toda España: el Clinic (Barcelona), el Carlos Haya (Málaga) y La Paz (Madrid)», explica. Las comunidades les mandaban a sus pacientes, «hasta que con la crisis decidieron no pagar y no podíamos aguantar. Ahora ha vuelto un poco».

En IM Clinic operan un centenar de casos cada año. Cuatro de cada diez llegan de fuera de España. Llevan en torno a 1.800 operaciones de reasignación de sexo. «Ninguno se ha arrepentido», sostiene.