El avión solar cruza el Atlántico sin gastar ni una sola gota de combustible

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La vuelta al mundo en ultraligero
La Voz

El «Solar Impulse» entra en la historia de la aeronáutica tras aterrizar en Sevilla

24 jun 2016 . Actualizado a las 07:39 h.

En 1927, el estadounidense Charles Lindbergh entró en la historia de la aviación al convertirse en el primer piloto en cruzar el Atlántico sin escalar, desde Nueva York a París. Casi noventa años después, el aventurero suizo Bertrand Piccard acaba de completar otra gesta de la aeronáutica: ha realizado prácticamente el mismo recorrido en un avión monoplaza que no ha gastado ni una sola gota de carburante, impulsado exclusivamente durante tres días y tres noches por la energía eléctrica producida por sus paneles solares. El destino final, esta vez, no fue París, sino Sevilla, que recibió al aeroplano con una exhibición de la patrulla Águila del Ejército del Aire, que dibujó en el cielo la bandera de España. La capital hispalense es, también, la penúltima etapa de un logro que será aún mayor: completar la vuelta al mundo alimentado únicamente por la energía del Sol. El desafío es prácticamente un hecho después de que tanto Bertrand Piccard como su colega André Borschberg, con el que se fue turnando en los distintos trayectos, hayan superado con éxito los vuelos más complicados: cruzar el Atlántico y el Pacífico. Ahora solo queda una escala en Egipto o Grecia antes de finalizar el viaje en Abu Dabi, el punto de donde partió el Solar Impulse en marzo del pasado año.

«El futuro es limpio»

«Decían que este avión solar era imposible, pero ha demostrado que puede cruzar los océanos. Pero esta aventura va más allá del vuelo en sí, porque es un ejemplo para que la sociedad entre en un mundo nuevo, un mundo de las tecnologías limpias que hemos demostrado que es posible, aunque para alcanzarlo se necesita del coraje político y decisiones e inversiones claras», destacó Bertrand Piccard a su llegada al aeropuerto de Sevilla, donde fue recibido como un héroe. El suizo ya había cruzado el Atlántico en otras dos ocasiones, aunque lo había hecho en globo. Ahora, tanto su empeño como el de los demás miembros del proyecto Solar Impulse, patrocinado por empresas y ciudadanos particulares, es probar que es posible un transporte sin combustibles fósiles, cuyas emisiones son las responsables del calentamiento global. «El futuro es limpio», zanjó Piccard, quien invirtió en su vuelo por el Atlántico menos tiempo del que se había calculado. La previsión apuntaba a que se necesitarían entre 90 y 104 horas en completar el recorrido, pero al final se invirtieron 71 horas y ocho minutos, prácticamente tres días y tres noches.

«No era un vuelo fácil, porque había que abrirse camino entre las nubes, pasar por encima, soportar las turbulencias», explicó el aventurero suizo. Pero tuvo a su favor la ventaja de que realizó la mayor parte del recorrido diurno con el cielo despejado, con lo que la radiación solar alimentó a plena potencia las baterías de las que se nutre el motor, lo que le permitió mantener una velocidad superior a la estimada.

El vuelo de Nueva York a Sevilla no fue, sin embargo, el más largo de los que ha realizado el avión solar en su reto de dar la vuelta al mundo. Este mérito le corresponde al viaje realizado para cruzar parte del Atlántico, entre Nagoya (Japón) y Hawái. En este caso el piloto André Borschberg, a quien le correspondió tomar los mandos, invirtió cinco días y cinco noches.