Nuevo «recorte» a la Lomce: la reválida de la ESO no se diseñará desde Madrid

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

MARCOS MÍGUEZ

El borrador del ministerio deja margen de maniobra a las comunidades, aunque la prueba sigue siendo necesaria para el título de secundaria y para cambiar de etapa

03 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

No es oficial, se trata solo de un borrador que el Ministerio de Educación ha pasado a las comunidades autónomas, pero ya se atisban grandes cambios en la reválida de final de la ESO con respecto a lo previsto en la Lomce, una reválida que no se hará hasta mayo del 2017. El texto se debatirá el próximo día 13 entre el ministro y los consejeros autonómicos en la Conferencia Sectorial de Educación, y hasta entonces la Consellería de Educación no va a pronunciarse.

Autonómica. El cambio principal es que no será una prueba única para todo el Estado español, algo que el exministro José Ignacio Wert consideraba fundamental para garantizar unos estándares mínimos de aprendizaje en todo el país. Este es un aspecto fundamental, ya que se consideraba excesivamente centralista y generaba enorme malestar entre las comunidades. Así las cosas, y según el borrador, el Ministerio de Educación no elaborará las preguntas, ni su baremación, ni será un examen común para todo el país el mismo día a la misma hora, ni las correcciones serán externas (se hablaba incluso de contratar a consultorías)... Solo habrá una comisión mixta -Ministerio y comunidades, con los rectores de oyentes- que será la que proponga el diseño de las pruebas y sus contenidos, aunque no se establece hasta qué punto son vinculantes sus ideas.

No será tipo test. Otro cambio importante es que las preguntas no serán tipo test ni sumarán 350, como preveía la ley inicialmente. Habrá hasta quince cuestiones por materia, y estas serán como máximo ocho: están las troncales, que son Lengua Castellana, primera Lengua Extranjera, Geografía e Historia y Matemáticas; en Galicia se añade Lingua Galega; dos materias del bloque de las troncales optativas (Economía, Latín, Física y Química...); y una más del grupo de las específicas (hay una enorme variedad). Los alumnos tendrán hasta cinco días para realizar todos los exámenes, que durarán un máximo de 60 minutos cada uno.

Ránkings, sí pero no. En la misma línea de querer parar las críticas más feroces, el ministerio prohíbe la creación de un ránking de colegios como tal, pero cada centro tendrá un informe de cómo está situado entre todos (públicos y privados) de su mismo nivel socioeconómico y zona. Aunque en este listado no aparecerá el nombre de los colegios, sí se podría considerar un ránking porque sitúa a cada centro con respecto a su competencia natural.

Sí será excluyente. Lo que sí mantiene este polémico examen, igual que ha pasado con la reválida de final de bachillerato, es su carácter excluyente: si no se aprueba, ni se pasa de etapa ni se tiene el título de secundaria. Eso sí, es posible presentarse a él con dos suspensas -si no son Matemáticas y Lengua a la vez-.

«¡Que dejen la educación fuera de la campaña!», claman en el sindicato ANPE

Los profesionales de la educación, en este caso secundaria, dicen están más que hartos del uso político de la educación. Hasta el sindicato ANPE, el colectivo menos belicoso con las instituciones educativas, ha puesto el grito en el cielo con este nuevo cambio en los criterios de la reválida de cuarto, y no porque estuviese a favor del examen. Julio Díaz, su presidente en Galicia, lo explica: «Estamos cansados de que se haga política con la educación. Un Gobierno en funciones no debería ponerse a desarrollar un real decreto que falta más de un año para llevar a cabo, porque no lo hacen por una cuestión técnica: a nosotros nos dan las instrucciones del examen unos días antes; lo hacen para neutralizar las críticas por las reválidas, porque hay elecciones, y eso es una vergüenza. ¡Que dejen la educación fuera de la campaña!». Para Díaz, como para su sindicato, este es el momento de «ser prudentes» y de «tramitar solo las cosas indispensables».

Ley «descafeinada»

Algo parecido opina el presidente de los directores de IES de Galicia, Adelino Pose. Entiende que la presión ante las próximas elecciones y la mala opinión que la Lomce genera entre la comunidad educativa está detrás del cambio de formato: «Como hay elecciones el 26 de junio, [a la Lomce] la están descafeinando», dice. Pose recalca que es «una ley sin consenso, y por eso la están rebajando, para que después de las elecciones puedan conseguir algún acuerdo». Ante la pregunta de si eso es posible, si la sociedad aceptaría la Lomce aunque tenga pequeños cambios, Pose duda: «En mi opinión creo que no, que la gente no quiere reválidas de ningún tipo, pero las reválidas las va a haber, no da tiempo a cambiar la ley, y lo que parece es que están buscando la forma de que sean más aceptada por la comunidad educativa y más accesibles para los alumnos, que la aprueben fácilmente».