Japón activa el muro de hielo para detener las filtraciones de Fukushima

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La solución final para Fukushima
Reuters / La Voz

La barrera, de 1,4 kilómetros de perímetro, pretende evitar las fugas de agua radiactiva

01 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Dos años y medio después de que se presentase el proyecto, Japón inició ayer la llamada solución final para detener la constante filtración de agua radiactiva de los reactores dañados de la central nuclear de Fukushima a los arroyos subterráneos y de ahí al mar. La iniciativa, que pondrá en marcha Tepco, la empresa operadora de la planta después de la aprobación del Gobierno nipón, consiste en congelar el suelo alrededor de los edificios de los reactores y levantar una especie de muro helado de 1,4 kilómetros de perímetro, para evitar también posibles escapes al océano.

De lo que se trata en la primera fase es de inyectar a través de unas tuberías que ya se han instalado una solución salina a una temperatura de menos treinta grados que congelará la tierra que está en contacto con las canalizaciones y crear así una barrera helada que debería evitar que las fugas de agua subterránea penetren en las barreras de los edificios, donde se mezclan con el refrigerante contaminado.

Es una solución extrema y muy costosa, ya que supone una inversión de algo más de 270 millones de euros, pero que tampoco solucionará del todo el problema. En la actualidad en torno a unas 200 toneladas de agua penetran diariamente en las estructuras donde se alojan los antiguos reactores, siniestrados hace ahora cinco años después de un terremoto y un posterior tsunami. De lo que se trata, una vez que la barrera helada esté operativa, es de reducir la filtración a unas cincuenta toneladas.

«Esta operación supone un auténtico desafío y es necesario llevarla a cabo con extrema precaución y disponiendo de todos los datos necesarios para su seguimiento», explicó ayer Shunichi Takanata, el presidente de la Autoridad de Regulación Nuclear de Japón, el organismo encargado de supervisar la operación.

El entramado está formado por una red de 1.550 tuberías enterradas a 30 metros de profundidad, una solución que hasta el momento no se ha probado en ninguna otra parte del mundo. El primer tramo del muro de hielo tardará un mes y medio en estar operativo y el objetivo es que el agua de los acuíferos no penetre dentro de los edificios de los cuatro reactores accidentados. En este caso la instalación se acometerá en la zona de Fukushima que da al mar, para evitar los escapes directos al océano.

En una segunda fase, la barrera de hielo se extenderá a las zonas norte y sur de las instalaciones, lo que supondría completar aproximadamente el 95 % de su perímetro total.

«Tenemos los dedos cruzados»

«Tenemos todos nuestros dedos cruzados para que todo va según lo previsto, ya que definitivamente tenemos que encontrar una manera de proteger el medio ambiente de un daño mayor, mientras no encontremos una manera de limpiar los desechos nucleares para siempre», destacó Shunichi Takanata.

Métodos similares se han utilizado para bloquear agua en partes de túneles y subterráneos, pero aún no se ha probado una estructura tan grande para rodear cuatro edificios e instalaciones relacionadas. Un muro más pequeño fue utilizado para aislar los desechos radioactivos en un laboratorio del Departamento de Energía de Tennessee, en Estados Unidos, pero solo durante seis años. El desmantelamiento de Fukushima y la eliminación del riesgo radiactivo está previsto que aún tarde varias décadas.