Aprovechar las sobras en los restaurantes, ¿obligatorio por ley?

Europa Press

SOCIEDAD

Kai Försterling | EFE

El PSC registrará mañana en el Parlamento catalán una proposición de ley contra el desperdicio alimentario que se inspira en la aprobada recientemente en Francia

13 mar 2016 . Actualizado a las 20:09 h.

El PSC registrará mañana en el Parlamento catalán una proposición de ley contra el desperdicio alimentario que se inspira en la aprobada recientemente en Francia y que, entre otras medidas, pretende que los restaurantes dispongan de envases para que los clientes se lleven la comida que les sobre.

«En Cataluña se desperdician cada año más de 260.000 toneladas de alimentos y es necesario unir esfuerzos para acabar con esta realidad», especialmente en un momento de emergencia social en el que cerca de un 20 % de la población vive en el umbral de la pobreza, destaca el diputado del PSC Raül Moreno, promotor de la iniciativa.

«Nos inspiramos en la legislación francesa, con la diferencia de que allí han establecido multas para quienes no la cumplan y nosotros primero queremos apelar a la buena voluntad de todos los actores», aclara Moreno.

La intención del PSC es impulsar una ley con un cuádruple objetivo: cambiar los hábitos para «recuperar el valor de los alimentos», concebir las sobras como un recurso aprovechable, combatir el desperdicio con iniciativas solidarias y reducir la huella ecológica.

Para lograr estas metas es necesaria la coordinación entre productores, distribuidores, restauradores y entidades sociales, que deberán unir esfuerzos para «dar salida» a la comida en buen estado que ahora acaba en contenedores de basura.

Para los productores, se propone incluir estrategias de responsabilidad social corporativa y de reducción de residuos, y para los distribuidores evitar que tiren productos frescos y con fecha de consumo preferente, entre otras medidas.

Consumo de temporada

En el ámbito de la restauración, los socialistas apuestan por facilitar que los consumidores se lleven a casa la comida que no se han acabado, servir platos de los que puedan surgir nuevas recetas -aprovechar las sobras de un caldo para hacer el relleno de unos canelones, por ejemplo- y promover el consumo de temporada. Productores, distribuidores y restauradores deberán fomentar convenios con entidades sociales para «acabar con el doble escenario doloroso que se crea a menudo: contenedores llenos de alimentos en buen estado mientras en muchas entidades se forman largas colas de personas vulnerables en busca de comida». La clave la tienen los ciudadanos, ya que actualmente de los hogares procede el 80 % de la comida que se desperdicia al año.