«Tras 'La arruga es bella', creían que yo era Domínguez»

Montse García Iglesias
montse garcía SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

XOÁN A. SOLER

Moncho Conde-Corbal fue el modelo que protagonizó los anuncios del famoso eslogan de moda

12 mar 2016 . Actualizado a las 08:20 h.

Era un estudiante de Periodismo en Madrid de 21 años cuando su cara se convirtió en todo un símbolo al poner rostro al eslogan más famoso de la moda española, La arruga es bella, de la firma Adolfo Domínguez. Es el ourensano Moncho Conde-Corbal, que ayer volvió a retrotraerse en el tiempo y regresó más de treinta años atrás en la Cidade da Cultura con la muestra Con fío en Galicia, donde aquellas campañas publicitarias ilustran el inicio de la gran eclosión del sector textil gallego al inicio de la década de los 80.

Conde-Corbal explicó que se convirtió en imagen de La arruga es bella por casualidad. Era amigo de la familia Adolfo Domínguez y, a finales de la década de los 70, no había casi modelos masculinos, por lo que le pidieron su colaboración. «La primera vez que posé fue para las fotos del primer certamen de moda al que acudía el diseñador en París», afirmó. A partir de ahí durante un lustro realizó todas las campañas de esta firma ourensana masculina. «Como mi cara era la única que había desde su comienzo, había gente que pensaba que Adolfo Domínguez era yo. Creían que su cara era la mía», contó como anécdota.

Conde-Corbal únicamente posó para Domínguez, con la única excepción de unas imágenes para la revista Galicia Moda. A la pasarela solo se subió una vez y fue en París con el diseñador ourensano cuando la firma salió a bolsa. Conde-Corbal, que ahora tiene un espacio cultural y nunca se sintió modelo ni prestó especial cuidado a su físico, incidió en que «nunca tuve demasiada preocupación por la moda. Era más de vaqueros», pero después las prendas de Adolfo Domínguez le engancharon.

Su rostro fue uno de los protagonistas en la apertura de la exposición sobre la historia de la moda en Galicia, que encabezó el presidente de la Xunta y contó con el respaldo de representantes de varias firmas textiles gallegas.