La moda artesanal de Airova repite en Ego

m. b. A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

La diseñadora Ana Fernández (izquierda) recrea sobre la tela un toxo en uno de sus trabajos (derecha).
La diseñadora Ana Fernández (izquierda) recrea sobre la tela un toxo en uno de sus trabajos (derecha).

La firma de la diseñadora gallega Ana Fernández estará en el «showroom» de Madrid Fashion Week

18 feb 2016 . Actualizado a las 10:38 h.

La diseñadora Ana Fernández (Allariz, 1979) dice que llegó tarde a la moda, pero con poco más de dos años con marca propia ya ha conseguido más que muchos talentos de veintitantos: estar en el showroom de Ego -la plataforma de jóvenes talentos de la antigua Cibeles- y, lo que es más difícil, repetir. «Es un honor porque reciben cientos de solicitudes y es complicado que te lleguen a seleccionar por segunda vez», reconoce Fernández, que en esta ocasión presentará en la Madrid Fashion Week, que comienza hoy, una propuesta «más creativa» y netamente gallega, tanto en inspiración como en factura.

«Plasmo en las prendas la artesanía gallega, he pintado yo directamente en tejidos toxos, he utilizado a modo de musgo lana sobre tejido gris, que es el tema del rural gallego y el musgo, también utilizo mucho tejido blanco, para acercarme a la arquitectura contemporánea de Siza, de Manolo Gallego...», explica esta creadora, que dejó su carrera y su trabajo de arquitecta para estudiar en el 2011 patronaje y lanzar su firma Airova.

Fernández, que ha sido elegida junto con otros 14 diseñadores para vender sus prendas en Ego, asegura que se ha dejado la piel en esta colección, que considera más «asimétrica» que las anteriores por esa inspiración de aire, de olas, de temporal gallego. «Este último año y medio recuerdo una habitación, patrones, telas y no salir de casa», cuenta, al tiempo que reconoce las dificultades de vender moda y, sobre todo, de vivir de ella sin respaldo económico.

Su presencia por segunda vez en la pasarela madrileña, en la que aspira a desfilar pese al hándicap de ser un talento emergente de 37 años, le aportará una nueva ración de prestigio y seguramente también un empujón de ventas. «La gente que va y está en el mundo de la moda se fija mucho en la ropa, en que esté bien cosida, le da la vuelta para ver cómo está confeccionada. Sí que he vendido. Y no a bajos precios», señala la creadora, que aunque aspira a instalarse definitivamente en A Coruña, lamenta las dificultades de vender en Galicia. «Aquí me resulta más complicado vender en tiendas multimarca porque la gente quizá valora menos el trabajo artesanal y el que sea hecho en Galicia y por una costurera de aquí que gana lo que tiene que ganar», explica.