Galicia refuerza la solidaridad con los niños rusos afectados por Chernóbil

a. l. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

SANDRA ALONSO

La Diputación de A Coruña financia con 10.000 euros el viaje de los pequeños acogidos en verano

16 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Durante los últimos años, el número de niños rusos afectados por la catástrofe nuclear de Chernóbil que vienen a Galicia para pasar el verano acogidos por familias no ha dejado de crecer. Ya suman alrededor de 70, y la asociación Ledicia Cativa está preparando la edición número 21 del programa, que desarrollará los próximos meses de julio y agosto. Lo hace con el apoyo imprescindible de instituciones como la Diputación de A Coruña, que ayer suscribió un convenio por el que financia con 10.000 euros el viaje de los menores desde Briansk, su región de procedencia, situada a 4.000 kilómetros de distancia. El ente provincial se suma a un proyecto cuyo objetivo es la recuperación de la salud de los pequeños y el establecimiento de lazos culturales. Junto a ella, otras nueve instituciones también contribuyen económicamente.

«Estamos profundamente agradecidos, sin su ayuda no sería posible sacar adelante esta iniciativa», afirmaba ayer José Manuel Borrajo, vicepresidente de Ledicia Cativa. Tampoco sin la generosidad de las familias gallegas que reciben en sus casas a los niños rusos como a un hijo o hija más -algunos incluso traen a dos-. Cualquier persona, soltera, casada, divorciada, con o sin hijos, puede ser familia de acogida.

La mayoría de los niños viven en la localidad de Novozybkov (alrededor de 40.000 habitantes) y pueblos adyacentes. A solo un centenar de kilómetros, en Ucrania, está la central de Chernóbil, que en 1986 protagonizó el mayor accidente nuclear de la historia. La radiación no entiende de fronteras y la nube tóxica se dirigió primero hacia el noreste, precisamente la zona donde se encuentra Novozybkov, que como consecuencia tiene zonas de exclusión permanente a pocos kilómetros del núcleo urbano.

La población infantil sufre carencias en su alimentación -la tierra está contaminada y en teoría no se pueden cultivar vegetales, ni los animales pueden pastar- y, aunque los menores que trae Ledicia Cativa no tienen enfermedades declaradas, sí acusan una mayor debilidad y falta de vitalidad. Durante su estancia en Galicia, el contacto con el sol y el aire libre y el acceso a una dieta sana ayudan al desarrollo físico de los niños. Al terminar el verano, las medias mínimas de crecimiento y aumento de peso son de 2,5 centímetros y tres kilos, respectivamente.

«La asociación estimula el establecimiento de lazos afectivos y culturales entre los hogares de acogida y los menores y sus familias en Rusia, de forma que mantengan el contacto el resto del año a través de correo ordinario, electrónico, Skype...», explica Borrajo. Cada verano, el mismo niño vuelve con la misma familia.

Los interesados en acoger pueden ponerse en contacto con la entidad a través del teléfono (988 553 211) o del correo electrónico asociacionlediciacativa@gmail.com.