Si no puedes quejarte, dibújalo

Sara R. Estella PEKÍN

SOCIEDAD

La imaginación se adueña de las protestas por la contaminación en China

07 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras millones de habitantes en China se resignan a ponerse una mascarilla, encender el purificador de aire en casa y evitar estar en la calle todo lo posible, en Pekín estos días irrumpen expresiones artísticas que reivindican la necesidad de respirar un aire más limpio. Algunas de esas iniciativas son la respuesta al último pico de contaminación registrado en el gigante asiático: hace una semana, los niveles de partículas PM2.5, las más dañinas para la salud, superaron en 25 veces los límites saludables.

Harta de sentir picor en los ojos y en la garganta, la piel reseca y, sobre todo, el miedo al pensar en los efectos que ese aire contaminado tendrá en sus pulmones, la artista Kong Ning salió a la calle ataviada con una de sus últimas creaciones. No se amedrentó por las temperaturas bajo cero de la capital china. Su lucha va más allá.

Con un voluptuoso vestido de novia, elaborado con cientos de mascarillas blancas, paseó por uno de los distritos financieros más concurridos de Pekín bajo el lema Cásate con el cielo azul.

Una forma de protesta pacífica, creativa y atípica en un país en el que rara vez se exponen las quejas de puertas para afuera por el riesgo a ser detenidos. Pero la contaminación es junto con la corrupción la principal causa de malestar social en China y las autoridades son conscientes de problema.

Eso explica la postura tajante para mitigar los efectos del cambio climático del presidente Xi Jinping durante la cumbre de París. Asegura que su país reducirá las emisiones de gases a la atmósfera en 2030, pero para entonces habrán muerto en China 900.000 personas a causa de la polución, según un estudio reciente.

«Yo sé que con mi arte no voy a cambiar la situación de manera inmediata pero lo que quiero es arrancarle a la gente un compromiso para que se una a esta lucha contra la contaminación de forma activa», explica el artista Wang Renzheng a este periódico. Durante cien días ha recorrido Pekín con una aspiradora para recoger las partículas contaminantes. Su proyecto consiste en crear ladrillos con el polvo contaminado que recoge su aspiradora para hacer una gran construcción anti contaminación.

Sus ladrillos, igual que los diseños nupciales de Kong Ning, suponen un sorprendente grito de denuncia ante las autoridades pero también ante la pasividad de los ciudadanos de a pie. «Se trata, por ejemplo, de que la gente use menos el coche y más el transporte público, para contaminar menos. Y también de que el gobierno acelere sus medidas», afirma Wang.

A las manifestaciones de estos dos artistas se han unido esta semana, de forma espontánea y en las redes sociales, otras iniciativas imaginativas.

Varios usuarios de Weibo, el Twitter chino, dibujaban sobre fotografías de lugares emblemáticos de Pekín los monumentos que la capa de contaminación impedía ver. Una forma sutil pero firme de pedir a sus gobernantes que abran los ojos ante tanta neblina.