Guía para entender este jubileo

maría signo ROMA / CORRESPONSAL

SOCIEDAD

Es el primero temático y en el que se abrirán puertas santas en todas las diócesis, incluso en algún albergue

05 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El próximo martes, Roma vivirá un día diferente. Comienza el Jubileo de la Misericordia, el primero temático de la historia, y la fachada neoclásica con la que Carlo Maderno remató la basílica más importante del mundo reflejará una proyección de imágenes de la Tierra firmadas por los fotógrafos más importantes, un espectáculo inédito con el que este papa desea lanzar una llamada al mundo para que se comprometa en la lucha contra el calentamiento global. Eso será por la tarde, pues para empezar el día, a las 9.30, se romperá el muro simbólico que tapiará la puerta santa, para que la cruce una procesión de cardenales, obispos y religiosos que encabeza Francisco. El jubileo terminará el 20 de noviembre del 2016, justo cuando se cumplan 50 años de la finalización del Concilio Vaticano II.

¿Qué es un Jubileo? ¿Para qué sirve? ¿Y por qué este es extraordinario?

Los jubileos también se llaman año santo, y para los católicos significa poder obtener el perdón de todos sus pecados a través de una misa en la que se concede la indulgencia plenaria.

El jubileo (romano) se celebra cada 25 años. El último ordinario fue en el 2000 y el próximo será en el 2025. Sin embargo, el papa puede decidir celebrar algunos extraordinarios explicando los motivos en una bula papal, como ahora ha hecho Francisco. Son los años santos de la redención, y conmemoran especialmente el sacrificio redentor de Jesús, por eso suelen terminar en años que incluyan los 33 del Mesías; el último, por ejemplo, fue en 1983 y lo decretó Juan Pablo II.

¿Por qué de la misericordia? ¿Es raro?

Es tan raro como que jamás ha habido un jubileo «temático». El nombre lo decidió Francisco en su bula papal y se basa en que «la vida de la Iglesia está sostenida por la misericordia». El pontífice explicó que en este momento de grandes cambios, «la Iglesia está llamada a ofrecer de manera aún más fuerte, las señales de la presencia y de la cercanía de Dios».

Francisco no deja de repetir que la Iglesia tiene que volver a encontrar su norte, su papel en la sociedad, que no es otro que ayudar a los demás. Y hasta incluyó en este capítulo al judaísmo y al islam, que tienen en la solidaridad una característica básica.

¿Cómo celebrará el papa Francisco el año santo?

El papa mantendrá mensualmente visitas privadas en lo que son «gestos personales». Serán los viernes. Por ejemplo, el día 18 abrirá «una puerta de la misericordia» en el albergue Don Luigi di Liegro, un centro de acogida de Cáritas. Así, un viernes al mes recordará la esencia de este singular jubileo, y todo apunta que será con visitas a centros de la periferia, que tanto gustan al pontífice, o incluso a la casa de algún enfermo concreto. «Son encuentros personales del papa», recalcaban ayer en el Vaticano.

¿Qué hay que hacer para ir a Roma?

Todo son facilidades. De entrada, hay una web en siete idiomas -por supuesto español- con toda la información necesaria. Es www.im.va, las iniciales del evento (Iubilaeum Misericordiae) y resuelve casi cualquier duda.

De entrada, los peregrinos tendrán una vía para ellos desde el castillo de Sant?Angelo hasta la puerta santa, aunque para entrar en esta fila de acceso rápido hay que estar registrados de manera oficial a través de la citada página. En diversos puntos del recorrido reservado se verificará la inscripción regular de los peregrinos, que tienen que presentar la confirmación de la reserva que emite el sistema. De esta manera se quiere evitar largas colas y avalanchas, sobre todo en algunas fechas determinadas. En la web se puede reservar hasta la participación en las audiencias jubilares, tanto particulares como en grupos por pequeños que sean.

 Además, Roma dispone de un centro de acogida para los peregrinos con un sistema de entradas gratuitas y de emisión de certificados oficiales. Grupos de voluntarios, agentes de seguridad, guías en siete lenguas y publicaciones especiales para sordos y ciegos forman parte del material que deberá ayudar a los fieles de todo el mundo.

¿Y no se puede ganar sin tener que viajar?

Hay muchas opciones en ese sentido, porque el objetivo es que nadie se quede sin la posibilidad de conseguirlo. Tradicionalmente, los fieles tenían que peregrinar a Roma (o a Tierra Santa) y participar a una misa en San Pedro del Vaticano. En la capital italiana hay otras tres basílicas papales -San Juan de Letrán, Santa María Mayor y San Pablo Extramuros- con su puerta santa. A estas se suman los tres templos que, junto a las basílicas, conforman la ruta tradicional de las «siete iglesias» en Semana Santa, a saber, San Lorenzo Extramuros, Santa Cruz de Jerusalén y San Sebastián Extramuros. Pero Francisco ha querido ir más allá en la misma ciudad y añadir otras puertas periféricas: en el Santuario del Divino Amor, a las afueras de Roma, e incluso en el hostal de Cáritas donde el propio Bergoglio abrirá la puerta. Como es habitual en el papa argentino, sus gestos lo dicen todo: en su reciente visita a la República Centroafricana, en el corazón del continente más olvidado de todos, abrió la puerta santa de la catedral de Bangui antes incluso que la de Roma, comenzando así de forma simbólica el jubileo en este lugar perdido.

Y siguiendo la teoría aperturista del papa, por primera vez las otras diócesis también abrirán sus puertas santas. Hay que recordar que Francisco se considera el obispo de Roma más que el papa y, siguiendo al pie de la letra el espíritu del Concilio Vaticano II -cuyo aniversario hace coincidir con el fin del Jubileo-, propone que la romana sea una más. Por eso, cada obispo decidirá qué hacer en sus circunscripción, y no solo tiene que un acceso a la catedral local, sino incluso un lugar de especial devoción. En Santiago se abrirá la puerta santa el próximo domingo día 13.

Además, enfermos y personas mayores solo tendrán que seguir la misa por televisión, y los presos también podrán obtener el perdón cruzando la puerta de su celda. Una vez se traspasa ese umbral simbólico y sagrado, los fieles deben dedicar «un momento a la oración para cumplir con los últimos requisitos: la profesión de fe y la oración por el papa y por sus intenciones», y aunque hay libertad absoluta se recomienda recitar la oración que el propio Francisco preparó para la ocasión -y que se puede consultar en la web- y terminar con una invocación a Jesús misericordioso.