El gran incendio del verano dejó al descubierto un castro de 2.500 años

sindo martínez XINZO / LA VOZ

SOCIEDAD

fernando serulla

El fuego quemó la maleza que ocultaba los vestigios celtas en Xinzo

31 oct 2015 . Actualizado a las 10:16 h.

El infierno de llamas que asoló el 30 de agosto la ourensana Serra do Larouco, calcinando 3.100 hectáreas, trae al fin algo positivo: el redescubrimiento de un castro celta con al menos 2.500  años de antigüedad en Novás (Xinzo), cubierto e inaccesible hasta ahora por la basta maleza, quemada por el fuego.

El castro, datado hacia la Segunda Edad de Hierro, ya fue objeto de análisis en la década de los años 70 del pasado siglo por Antonio Rodríguez Colmenero, un veterano historiador y académico, pero permanecía desconocido hasta ahora por los propios vecinos del lugar. Pese al incendio, las señeras piedras están en un más que aceptable estado de conservación.

Hay erguidos restos de paredes de cabañas de hasta cuatro metros de diámetro con piedras de gran calidad, muy bien labradas. Existen también inscripciones en las rocas y petroglifos variados. Sin embargo, el redescubridor del castro en su estado actual, el forense verinense y amante en arqueología Fernando Serrulla Ruch expone que «también hallamos abundantes tégulas (tejas) de la época romana de considerable valor, pero sobre todo trozos de cerámica castrexa, mucho más rara y difícil de encontrar». También son reseñables los restos del muro perimetral del castro.

El castro se halla a medio kilómetro del pueblo de Novás, en la zona montañosa de Xinzo, muy cerca de límite con Cualedro (otro de los cuatro municipios afectados por el fuego, además de Baltar y Trasmiras). Esa fue la zona de la Alta Limia donde la devastación se cebó con un paraje de gran riqueza natural y también, por lo que se ve, histórica.

El arqueólogo Alberte Revoreda validó la trascendencia del hallazgo, a la espera de posteriores intervenciones y de incluso una posible excavación en el lugar. Se trataría de encontrar nuevos restos y documentar mejor lo encontrado y lo que aún puede hallarse en el subsuelo.

Según Serrulla, que se encontró los vestigios, nunca mejor dicho, resurgidos de las cenizas, «este no parece un castro ordinario, por sus características, su ubicación y  algunos elementos, pudo ser un asentamiento poblacional de cierta importancia».

Se da la circunstancia de que en la zona ardida, en el pueblo de A Saceda, en Cualedro, también hay otro castro extraordinario, también documentado en su momento por Rodríguez Colmenero. Ambos serán objeto de análisis y debate en unas jornadas sobre arqueología en Cualedro.

Desde el gobierno de Xinzo indicaron que ya tenían constancia del nuevo hallazgo. Fuentes municipales explicaron que estudiarán la posible señalización y delimitación del entorno de este castro, a la espera de una evaluación más detallada por parte de Patrimonio.

La casualidad ha querido que esta misma semana en la capitalidad de A Limia, uno de los enclaves de mayor riqueza de vestigios romanos de la provincia, en la antigua Civitas Limicorum, hayan aparecido también objetos del siglo I en pleno centro de la villa. Más tégulas, monedas y muros de la época de los emperadores se han sumado a los ya abundantes restos de los primeros siglos de la era cristiana detectados en el subsuelo limiano.

Así, la historia renace a veces en los lugares más insospechados, detrás de unas catas por unas canalizaciones del gas ciudad o incluso a consecuencia del peor incendio forestal del año en Galicia.