Empleadas de Fiat se rebelan ante el mono blanco

María Signo ROMA / CORRESPONSAL

SOCIEDAD

GEOFF ROBINS | AFP

Consideran que puede generar situaciones incómodas durante la menstruación

14 oct 2015 . Actualizado a las 02:20 h.

La naturaleza se está vengando de los expertos de márketing que han querido dar una nueva imagen a la empresa automovilística Fiat, que un día de hace cuatro años decidieron cambiar el color de los monos de trabajo, tradicionalmente azules, por un color blanco-gris perla. La intención era dar una imagen más fresca, joven y sobre todo, más limpia de la marca; se olvidaba así el obrero reivindicativo y con las manos manchadas de grasa. Un pequeño detalle les pasó por alto y es que hoy en las cadenas de montaje trabajan un gran número de mujeres y los colores claros no son los más indicados en un pantalón durante la menstruación.

Al ya poco amado mono blanco-gris, rebautizado por los obreros el pijama, se añade la facilidad con que se mancha con la regla, lo que ha desencadenado un movimiento de protesta femenino que tuvo su inicio en la fábrica de Melfi, en el sur de Italia, pero que ha ido ganando adeptas entre las trabajadoras de otras factorías Fiat.

La representante del sindicato Fiom, Pina Imbrenda, lo explica así: «Es una situación molesta, y cuando sucede no sabemos qué hacer, ya que no podemos ir a casa. Tenemos diez minutos de pausa pero no siempre nos da tiempo a ir al baño, ya que se forman colas». Este sindicato recogió los testimonios de unas 50 mujeres que han tenido problemas con el mono manchado. Algunas se encerraron en el baño sin saber qué hacer para volver al trabajo, mientras otras solo al llegar a casa se habían percatado de haber estado en la cadena con el uniforme sucio. «Estamos siempre en posiciones difíciles, ya que trabajamos dentro de los vehículos y muchas veces con el cuerpo doblado por lo que es fácil mancharse. Nos sentimos humilladas porque toda la fábrica se entera, e incluso algún colega hace comentarios estúpidos. Hemos hecho una recogida de firmas para que la dirección cambie el color del mono», cuenta Pina.

En solo diez días recogieron 400 adhesiones, un gran número ya en la sede de Melfi, donde trabajan 600 mujeres de una plantilla de 8.000 empleados. La petición fue enviada a la dirección rápidamente ofreció una solución: «Desde enero las empleadas recibirán en dotación un calzón para llevar bajo el mono y que podrán usar con la indisposición menstrual». Tras un primer momento de estupor, las empleadas de Melfi se han sentido ofendidas por esta propuesta: «Es una humillación», declararon enfadadas, porque la solución para estas trabajadoras es solo una: cambiar el color del mono por uno más oscuro.