El premio de este año es muy merecido. Los tres ganadores realizaron grandes hallazgos en su campo, que tendrán importantísimas consecuencias en el futuro en cuestiones tan importantes como, por ejemplo, nuestra salud. Han hecho enormes avances en la comprensión de cómo los organismos vivos son capaces de reparar una molécula tan compleja como el ADN, que sufre agresiones permanentes que pueden alterar su estructura conduciendo a mutaciones, de las que solo una ínfima parte son ventajosas y la inmensa mayoría deletéreas (negativas). La naturaleza ha provisto a los seres vivos de un arsenal de mecanismos bioquímicos que corrigen estos daños, y estos son los que Lindahl, Modrich y Sancar han descrito en parte. Además de haber desarrollado un conocimiento esencial para el desarrollo de, por ejemplo, futuros tratamientos para el cáncer, procesos de inflamación o el envejecimiento, han abierto la puerta a explicar cómo hemos llegado aquí a través del tiempo y por qué aún seguimos aquí.
Es muy notable el hecho de que este es un premio a la investigación fundamental. Cuando los galardonados comenzaron a trabajar no se planteaban una aplicación inmediata, generación de patentes, creación de empresas ni venta de bienes de consumo derivados de su investigación. Querían, básicamente, comprender la naturaleza, saber más. Tenían claro que el conocimiento no se puede abordar como quien se plantea un negocio. Eso les llevó, tras una vida de trabajo, al mayor reconocimiento que se puede alcanzar en Ciencia. ¡Enhorabuena!