Superado uno de los momentos más duros de su enfermedad, en el 2014 los doctores del hospital de Newcastle propusieron a sus padres la posibilidad de efectuar varios trasplantes para mejorar su calidad de vida. No obstante, para poder llevarlos a cabo, tenía que subir de peso. La joven logró ganar 12 kilos en su intento por aferrarse a la vida. Pero de forma repentina, en febrero de este año, Harrieth falleció a causa de un neumotórax. El señor Seehan quiso alabar la actitud positiva de su hija: «tuvo que pasar por momentos muy difíciles. Pero, aunque le tocó sufrir mucho, nunca se quejaba, solo sonreía».
En la lista de deseos, ahora cumplidos, de Harriet se podían encontrar cosas muy diversas. Nadar con delfines, asistir a la gala de Factor X, conocer a sus ídolos de One Direction, crear un blog a modo de diario personal. En este, fue relatando el desarrollo de su enfermedad y la manera en la que iba cumpliendo, uno por uno, todos sus sueños. Tan solo faltó el último y mas solidario de todos. El que hizo que un desconocido recobrara la vista.