El gorgojo llegó para quedarse, pero no el escarabajo taladrador

r. r. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

El director de la Estación Fitopatolóxica do Areeiro delata que es bastante frecuente la llegada de parásitos de otras zonas que atacan a los cultivos o a los árboles de Galicia

09 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Llevo 35 años en Galicia y prácticamente casi todos los años ha aparecido una nueva plaga, algo que no teníamos». La frase de Pedro Mansilla, director de la Estación Fitopatolóxica do Areeiro, delata que es bastante frecuente la llegada de parásitos de otras zonas que atacan a los cultivos o a los árboles de Galicia. Pero que aparezcan en un determinado momento no significa que vengan para quedarse. En algunos casos prosperan y se convierten en plagas habituales, pero en otras nunca llegan a hacerlo, desaparecen y sus efectos son muy limitados.

¿Por qué unas plagas se quedan y otras desaparecen?

Depende fundamentalmente de tres factores: de un huésped al que atacar, porque cada insecto, caracol o coleóptero tiene preferencias por aquellos con los que ya interactuaba en su hábitat natural - en el caso del picudo las palmeras-; del propio parásito y de las condiciones climáticas de la zona. Estas últimas tienen que ser parecidas a las del lugar de origen del parásito.

¿Hay casos en los que no se hayan adaptado?

Muchos. Un ejemplo es el Phoracantha semipunctata, un escarabajo taladrador del eucalipto que en Galicia nunca se adaptó. En cambio, en Andalucía provoca grandes destrozos porque los árboles están más estresados por la falta de agua. Por contra, el gorgojo del eucalipto, que llegó en 1992, encontró aquí un hábitat adecuado para expandirse. A los dos años se extendió a Asturias y luego a toda la cornisa Cantábrica y sur de Portugal.

¿Cómo llegan?

En los transportes del comercio internacional. En muchos casos en las plantas de viveros.