«Ya de niño prefería la mesa camilla con mi abuela a jugar al fútbol»

SOCIEDAD

PACO RODRÍGUEZ

A punto de editar nuevo libro, «Vaquericismo», el sábado actúa con Nancys Rubias en la Festa do Albariño de Cambados

30 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo suyo es lo más cercano que se conoce a la omnipresencia. Reality propio en MTV, colaborador en El hormiguero, cantante de Nancys Rubias y Ramonsters, mánager de Fangoria... Y ahora ha escrito nuevo libro.

-¿Qué es el «Vaquericismo»?

-Un nuevo ismo que representa una filosofía de vida para el futuro. Desde lo más serio a lo más ligero. Lo llevo aplicando toda mi vida y me ha llevado a ser muy feliz.

-Tele, música, publicidad, libros... ¿A qué le diría que no?

-A muy pocas cosas, porque me gusta todo. Diría que no a la gente maleducada, dogmática y prejuiciosa.

-¿Hay diferencias entre el Mario Vaquerizo personaje y el de puertas adentro?

-No. Mario es así siempre, delante y detrás de las cámaras, para lo bueno y lo malo. Me parió así mi madre y así me voy a quedar. Estoy muy seguro de quién soy, de dónde vengo y a dónde voy.

-¿Y cómo era de niño?

-Un poco atípico, en el sentido de que no compartía las aficiones del resto de los niños de mi clase. Un niño que se crio en un matriarcado, con su madre, su abuela y su tía. Y que prefería estar con ellas en la mesa camilla merendando migas con café mientras hablaban de todo tipo de cosas, desde los chismes de las vecinas hasta el último escándalo de Carolina de Mónaco, en vez de estar jugando a fútbol en la calle. A mí me gustaban el Súper Pop y Travolta y eso no casaba con los chicos de un colegio de barrio. Eso sí, con 14 años ya me espabilé y empecé a ser un poco líder.

-¿Qué ve hoy cuando se mira en el espejo?

-Me miro en el espejo y soy feliz [se ríe], como decía la letra que compuso mi amigo Nacho Canut para Parálisis Permanente. Por todo, por una cuestión mental y por física. Me encuentro genial. Por eso me da rabia cuando la gente se queja por cumplir años. Yo con 41 estoy mucho mejor que con 14.

-Y las Nancys Rubias, ¿en qué momento se encuentran?

-Estamos como nunca. Ahora se nos conoce más pero llevamos ya 11 años juntas. Y la esencia sigue siendo la misma. Cuatro grandes amigos que deciden pasar su tiempo de ocio en una furgoneta y yendo a actuar a sitios como por ejemplo Cambados. Mantenemos una actitud muy lúdica, aunque eso no significa que no seamos profesionales.

-¿Y el no tocar en directo, tampoco?

-Vamos a ver, las Nancys no sabemos tocar pero no porque pensemos que no estamos preparadas para ello sino porque no lo consideramos necesario. No se es un grupo de verdad por el mero hecho de saber tocar la guitarra o el piano. Eso es solo una cuestión de echarle tiempo. Pero es que además no hacemos nada diferente a lo que suele hacer mucha gente. Voy a muchos conciertos y veo que hay muchísimas bases pregrabadas y eso a mí no me ofende. El rock, como yo lo entiendo, es espectáculo, que es con lo que se queda el público. Y eso las Nancys Rubias lo bordamos. El resto es el prejuicio del fundamentalismo de la música. Además, yo sí que canto en directo, ¡eh!