El experto se dedica, durante el resto de su popular artículo, a profundizar en las razones de la supervivencia, en determinados casos, del modelo de familia patriarcal, en el que el hombre adquiere la tarea de llevar los recursos al hogar y la mujer, la de gestionarlos. «La sociedad ha cambiado profundamente en las últimas décadas (afortunadamente) y este reparto de papeles ha pasado en muchos casos a la historia -apunta a continuación-. La mujer hoy en día, aunque sigue profundamente discriminada socialmente (no hay más que ver la diferencia en salarios u oportunidades de promoción laboral) es el agente de su propio desarrollo, tiene la capacidad de desarrollar una carrera profesional en los mismos ámbitos que un hombre y, si decide dedicarse al cuidado de los hijos es, en la mayoría de los casos, por una elección personal, y no por falta de oportunidades o derechos sociales».
Para concluir su repaso al asunto, Soler enumera los valores que transmitirá a sus hijos, unos niños que crecerán sin saber si planchar es cosa de hombres o de mujeres, si los baños son cosa de su padre o de su madre, sin asociar la cocina o la aspiradora con una determinada figura paterna. «(Quiero que mis hijos) acudan con más o menos igual frecuencia a uno o a otro para dormir, para contar sus confidencias, para jugar o para enfadarse. Que no haya un 'jefe' de la casa, sino que todos convivamos del modo más feliz posible».