Hubble, el gran ojo del universo cumple 25 años

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

El telescopio Hubble ha revolucionado la astronomía y el conocimiento del cosmos, y ha ayudado a medir su tamaño y su edad y a confirmar su proceso de expansión acelerada

23 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Que Plutón haya sido rebajado a la categoría de vulgar planeta enano se debe en buena parte a las observaciones del telescopio espacial Hubble. En el 2002 detectó en el Cinturón de Kuipers, en los confines del sistema solar, un astro, Eris, que podría ser mayor, lo que confirmó cinco años después, datos que llevaron a la Unión Astronómica Mundial a replantearse qué era o no un planeta, una reformulación que, pese a su legión de seguidores, dejó fuera a Plutón. Este ejemplo es solo uno de los múltiples hitos que ha logrado el gran ojo del universo, que mañana cumple 25 años en órbita, a una altura de 600 kilómetros sobre la Tierra.

NASA

Ya nada ha vuelto ser igual desde que el 24 de abril de 1990 el transbordador Discovery llevara al espacio al Hubble. Desde entonces ha aportado más de un millón de imágenes que han revolucionado por completo la astronomía y nuestra propia visión del Universo. Su aportación a la astronomía es, probablemente, la más importante desde la invención del telescopio en 1609. Fue, pese a que en su momento costó 1.500 millones de dólares, una de las misiones más exitosas de la historia espacial y que ha sobrepasado con creces las expectativas creadas. Era, en principio, un proyecto para quince años y que la propia NASA estaba dispuesta a dejar morir tras cumplirse los objetivos iniciales y considerar que el presupuesto necesario para el mantenimiento de los equipos del instrumento -lo que se hizo en cinco misiones en 1993, 1997, 1999, 2002 y 2009- era demasiado alta. El Hubble iba a ser sustituido por el cien veces más potente James Webb, pero la presión de los científicos y de los propios ciudadanos obligó a la NASA a replantear su postura. El ya mítico telescopio, ya sin un transbordador que le lleve los repuestos necesarios, dejará de funcionar, por muerte natural, muy probablemente a mediados de la próxima década, pero antes compartirá protagonismo con el James Webb, que se lanzará en el 2018.

Aún tendrá tiempo para completar su ya larga lista de hitos. Los datos que ha aportado han permitido medir el tamaño y la edad del universo, cifrado en 13.700 millones de años, además de ofrecer una espectacular ventana para echar un vistazo al cosmos más primitivo, con la detección de siete reliquias de galaxias que se formaron solo 475 millones de años después del big bang.

Expansión acelerada

Clave también fue su aportación para determinar el ritmo de expansión del universo y confirmar que este proceso continúa de forma acelerada propulsado por la energía oscura, una especie de gravedad negativa que continúa siendo un enorme misterio. Los datos del telescopio permitieron a tres físicos ganar el Nobel en el 2011. No menos impactante fue el descubrimiento de las guarderías estelares en el centro de las galaxias, el origen del nacimiento de las estrellas, y la demostración de que casi todas las grandes galaxias tienen un agujero negro supermasivo en su centro.

«Ha revolucionado la astronomía en todos sus ámbitos, desde el estudio de objetos en el sistema solar hasta el de las galaxias más lejanas», resume Pedro García Laria, de la Agencia Espacial Europea, la socia de la NASA en un telescopio que sigue dando sorpresas. Ayer mismo descubrió un estallido estelar misterioso que parece desafiar la clasificación de estos fenómenos. No fue el estallido de una supernova, pero es cien veces más brillante que la explosión de una estrella normal.

Una historia de éxito

La historia del Hubble se remonta, indirectamente, a 1923, cuando el científico especialista en cohetería Herman Oberth publicó un artículo en el que propuso la idea de colocar un telescopio en la órbita de la tierra. Hubo que esperar, sin embargo, hasta 1977 hasta que el Congreso de Estados Unidos aprobase la financiación. En 1983 se le llamó Hubble en honor al astrónomo Edwin Powel, el padre de la astronomía moderna que descubrió la existencia de otras galaxias y aportó la primera evidencia de la expansión del cosmos. La construcción del telescopio se completó en 1985, pero debido al accidente del transbordador Challenger un año después, lo que obligó a retrasar el lanzamiento de todos los vuelos, no fue posible ponerlo en órbita hasta 1990.

El lanzamiento

Un fallo garrafal al inicio de la misión espacial. El Hubble se lanzó con éxito el 24 de abril de 1990, pero sus primeras imágenes, que realizó el 24 de junio, mostraron un fallo inesperado. Su espejo presentaba una aberración esférica que ocasionaba que las imágenes se vieran borrosas. Ese mismo año se aprobó el Costar, un instrumento compuesto por cinco pares de espejos destinados a rectificar el fallo. Fue enviado en 1993 por el transbordador Endeavour para reemplazar el equipo dañado.

Sus primeros éxitos

Agujeros supermasivos. En 1994 proporciona evidencias concluyentes de la existencia de agujeros negros supermasivos y al año siguiente toma la mítica foto de la nebulosa del Águila. En sus 25 años de vida ha dado 130.000 vueltas a la Tierra y captado más de un millón de fotos.