El universo según Hubble

La Voz AGENCIAS

SOCIEDAD

El telescopio espacial que puso color al universo oscuro cumple 25 años convertido en el avance más importante de la astronomía desde que Galileo inventó el telescopio en 1609. Y es que, después de su lanzamiento el 24 de abril de 1990, la observación astronómica entró en una «nueva era»

23 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Por más que durante siglos el hombre pudiera estar convencido de que el Universo era oscuro como la noche, hace 25 años que Hubble reveló con sus imágenes la explosión de colores que nos rodea, maravillosas obras de arte que no se parecían a nada antes visto. Este telescopio espacial, el avance más importante de la astronomía desde que Galileo inventó el telescopio en 1609, es prácticamente una máquina del tiempo que lleva a los científicos a comprender los inicios del cosmos. Eso sí, puede llegar a ver hasta los confines del espacio, pero no puede observar ni al Sol ni a Mercurio. ¿La razón? Porque están demasiado cerca. 

Del tamaño de un autobús, el Hubble lleva el nombre de un célebre astrónomo estadounidense, Edwin Hubble (1889-1953). Pesa 11 toneladas, mide 13,2 metros de largo por 4,2 metros de diámetro y es fruto de una colaboración entre la agencia espacial estadounidense NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA). El telescopio orbita la Tierra a 570 kilómetros de altitud, no mucho más arriba que la Estación Espacial Internacional (que está a cerca de 400) y da la vuelta al globo en 97 minutos a 28.000 km/h.

Cuando el Hubble viajó al espacio el 24 de abril de 1990 desde el Centro Espacial Kennedy a bordo del transbordador Discovery, la observación astronómica entró en una «nueva era» y la humanidad, quizás sin saberlo y con menos expectación que cuando el hombre llegó a la Luna, «asistió a un acontecimiento mágico» después de siglos «condenada a tener del cosmos solo una imagen incierta», asegura en el libro el administrador de la NASA y antiguo astronauta Charles F. Bolden.

Después de fotografiar más de 10.000 galaxias y un millón de objetos, lejos queda el inicio de una aventura que no empezó con buen pie. Un defecto infinitesimal hizo que las primeras imágenes que envió estuvieran borrosas. Los dos espejos del Hubble fueron pulidos de manera que su curvatura casi perfecta no se desvíe más de 2,5 centímetros: el diámetro del espejo principal es de 2,4 metros y pesa 828 kilogramos, mientras que el secundario tiene 30 centímetrosde diámetro y pesa 12,3 kilos. Aunque estaban hechos para rozar la perfección, la concavidad de su espejo principal tenía un fallo que forzó el envío de una nave espacial para instalar un mecanismo corrector. Se trató de en un operativo muy delicado que se efectuó en 1993, con éxito. «Necesitaba un par de gafas porque nos habíamos equivocado al construir su espejo principal, era demasiado plano», por lo que fue reparado por una misión espacial, según el astrofísico Roger-Maurice Bonnet, director del programa científico de la Agencia Espacial Europea (ESA) entre 1983 y 2001.

Galaxia del Sombrero es una galaxia lenticular de la constelación de Virgo (a 28 millones de años luz)
Galaxia del Sombrero es una galaxia lenticular de la constelación de Virgo (a 28 millones de años luz) NASA and the Hubble Heritage Team

Así, tras un cuerto de siglo, a pesar de los conocimientos científicos y sobre el pasado del universo que ha desvelado Hubble, han sido sus increíbles fotografías las que realmente han impresionado al público, pues «a ojos de profanos, la belleza es más fácil de aprehender que la inmensidad descarnada del cosmos». Y es que «ha sabido reflejar la belleza del caos como nada antes», escribe el crítico de fotografía Owen Edwards en el libro Expanding Universe, publicado por Taschen, que recopila 25 años de imágenes envidas a la Tierra por el telescopio y que dejan maravillado al lector.

Lo que solo ha visto Hubble

Mirando esa colección de imágenes viene a la mente el replicante de Rutger Hauer en Blade Runner cuando aseguraba: «Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: naves de ataque en llamas más allá de Orión, he visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir». Porque al igual que el replicante, el telescopio Hubble ha visto y, sobre todo, fotografiado cosas que pocas personas podían imaginar. «Vemos cosas más y más viejas. Es casi mágico. Tiene gran estabilidad y puede estar días y días fijo, lo que permite ver objetos que se formaron solo unos cientos de millones de años después del Bing Bang», explica el astrofísico francés Roger-Maurice Bonnet, director del programa científico de la Agencia Espacial Europea (ESA) entre 1983 y el 2001.

Concebido como un viaje hacia los confines del Cosmos, Expanding Universe agrupa las imágenes por su cercanía a la Tierra, desde las del Sistema Solar, con fotografías de Júpiter o Neptuno, a las espectaculares columnas de gas, cuna de nuevas estrellas, en la Vía Láctea, o la Galaxia Molinillo de Viento del Sur, ubicada a 15 millones de años luz. Azules, rojos verdes, amarillos o rosas. El Universo está lleno de colores y de formas a veces geométricas, otras de tintes casi fantasmagóricos. Edwards considera que «el Hubble ha mostrado al mundo los secretos de miríadas de estrellas a punto de nacer o extinguidas hace muchos siglos (...) galaxias perfectamente simétricas y sistemas hechos de energía pura en el frío inconmensurable de la noche de los tiempos».

NGC 1300 es una galaxia espiral barrada en la constelación de Erídano (a 61 millones de años luz)
NGC 1300 es una galaxia espiral barrada en la constelación de Erídano (a 61 millones de años luz) NASA, ESA

Pero si el telescopio observa el universo visible en colores, la imágenes recibidas son en blanco y negro, aunque después, con la ayuda de filtros y otros datos recogidos, como la luz infrarroja, la microondas, los rayos X y gamma, se producen imágenes en color. Los tonos se atribuyen -explica en el libro Zoltan Levay, responsable del proceso digital de las imágenes del Hubble- en función de las longitudes de onda: rojo para las más largas, azul para las más cortas y verde para las intermedias.

El sustituto del Hubble

Hace 25 años que orbita alrededor de la Tierra y ya se está preparando a su hereder. El telescopio espacial James Webb, que se situará a 1,5 millones de nuestro planeta, tiene previsto su lanzamiento para el 2018. Eso sí, mientras tanto, la carrera de Hubble aún no está terminada. 

Según ha destacado el astrónomo de la Agencia Espacial Europea (ESA), Pedro García Lario, el aparato aún puede producir «ciencia de primera calidad por muchos años». El motivo por el que un telescopio lanzado hace 25 años no se haya quedado obsoleto es que fue concebido ya desde su lanzamiento «para mantenerse operativo durante al menos 15 años y para ser visitado por astronautas regularmente que se encargarían de repararlo y renovarlo en función de las necesidades en cada momento». Así, García Lario precisa que, desde que Hubble fue sacado con un brazo robótico de las bodegas del Discovery el dia 25 de abril de 1990 ha recibido «hasta un total de 5 visitas por diversos transbordadores espaciales de la NASA». La primera en 1993, por el Endevour para ponerle esas gafas nuevas, y la última en el 2009, cuando «sufrió una renovación a fondo dejándole listo para seguir operativo hasta la actualidad».

Arp 273 en la constelación Andromeda (a 350 millones de años luz)
Arp 273 en la constelación Andromeda (a 350 millones de años luz) NASA, ESA

Eso sí, con el programa de transbordadores espaciales de la NASA ya acabado «ya no existen la posibilidad de futuras reparaciones». «En cualquier momento podrían fallar sus giróscopos, o los instrumentos de a bordo, y ese sería el fin», asegura. A pesar de posibles contratiempos, y es que hasta que llegue el James Webb, el Hubble, al que Bolden se refiere como un milagro de la ciencia y una fuente de maravillas, seguirá arrojando «luz sobre los rincones más oscuros del cosmos» y nos transmitirá «magníficas imágenes que enriquecen el conocimiento humano y nos recuerdan el pequeño lugar, pero aún así precioso, que ocupa nuestro planeta en el universo».

¿Y qué pasará después con el Hubble? Pedro García Lario señala que inicialmente se consideró que merecía ser rescatado por una misión robótica y traerlo cuidadosamente e vuelta a la Tierra para ser expuesto en un museo. Sin embargo, los planes han cambiado y lo más probable es que acabe reentrando en la atmósfera terrestre y desintegrándose en algún momento entre los años 2019 y 2030. Concretamente, apunta como «fecha más posible»  el año 2024. Pero con diez años aún por delante, el Hubble aún tiene tiempo de seguir dando su punto de vista del universo