El pequeño de la marca alemana demuestra que tiene mucha clase 

Óscar Ramos Ayerra
Óscar Ayerra REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

En la prueba del Audi que regala La Voz, el A1 se revela como un compacto muy dinámico, maniobrable, y con acabados de categoría superior

19 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Para probar el Audi que regala La Voz no hay nada mejor que un día de sol y una carretera despejada, pero el pequeño de la familia Audi no lo iba a tener fácil, el pasado viernes caían chuzos de punta, todo el asfalto estaba mojado además de un tráfico infernal. Un buen comienzo, una prueba en condiciones, en malas condiciones.

Tras girar la llave lo primero que oigo es un suave ronroneo del diésel, un tdi de 90 caballos. Meto primera, salgo del concesionario y la lluvia me acompaña, pero sus repiqueteos quedan amortiguados por una insonorización fuera de lo normal. Lo primero que destaca es la calidad de los materiales con que Audi ha mimado al pequeñín de la casa, parece que estemos en una categoría superior. Los mandos están en su sitio lógico, el diseño sobrio y funcional es una máxima común de la casa alemana y este A1 no es una excepción, el diseño es función. El volante deportivo de tres radios o las salidas de aire tipo turbina presiden un conjunto en el que nada desentona. El cuero, los cromados, el conjunto de materiales de alta calidad o la pantalla multifunción añaden el toque exclusivo. Y es que el pequeño no es tan pequeño. Por fuera más de lo mismo, cintura alta, llantas de 16 pulgadas, color bitono y por supuesto calandra Audi hacen un conjunto muy compacto y sólido.

El recorrido que he elegido son 150 kilómetros que mezclan calles con carreteras y partes de autovía, algo que para muchos conductores es más que habitual en el día a día, territorio en el que el A1 se desenvuelve como pez en el agua. Ágil, manejable, dinámico y muy maniobrable. La visibilidad, al contrario de lo que pueda parecer, es excelente, apenas existen ángulos muertos que nos dificulten las maniobras de aparcamiento. Incluso con un día de perros como el que ha tocado una climatización excelente evita los desagradables y peligrosos empañamientos. La urbe la tiene bajo control.

Los primeros kilómetros por carretera pasan rápido, es un coche fácil de conducir, más que adaptarse a él, él se adapta a ti, parece que nos conocemos desde hace tiempo. Multitud de ajustes en el asiento y el volante permiten que cualquier conductor encuentre su postura ideal. Con tanta lluvia hasta los limpias han cumplido, no han molestado, un detalle.

La dirección es muy precisa, el volante nos chiva el estado del asfalto con sinceridad, algo que se agradece sobre todo en mojado. Los frenos, que actúan desde el primer toque, y con ayuda del abs permiten realizar frenadas contundentes con mucha confianza, algo que suele reservarse para vehículos superiores. En cuanto al propulsor, tira desde las 2.000 revoluciones pero es a partir de las 3.000 cuando llega la patada que nos permite afrontar un adelantamiento o una incorporación con suficiente empuje. Da igual carretera que autovía, el confort de marcha es alto, preciso y enérgico aunque estemos ante el motor más bajo de las tres motorizaciones diésel que la marca ofrece en este modelo, pero más que suficiente para mover con soltura su poco peso, 1,115 kilos.

El Audi A1 al ser un coche de acceso, de hecho 4 de cada 5 compradores son nuevos para la marca, ha obligado a no descuidar ni el más mínimo detalle, saben que es su carta de presentación para futuros compradores contentos con la marca.

La promoción

Siga el juego. De lunes a viernes. Para conseguir el Audi A1 hay que comprar La Voz. Si no hace bingo con los números que se vayan publicando, guarde la cartilla para el sorteo final de 6.000 euros pero antes habrá más coches.