Los retos reales de tratar la hepatitis

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Especialistas de toda España se reúnen este fin de semana en A Coruña para conocer los últimos tratamientos y cómo aplicarlos a los pacientes

01 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

A Coruña acogió este fin de semana un curso coordinado por José Domingo Pedreira y Luis Morano -jefes del servicio de medicina interna del Chuac y de patologías infecciosas del Chuvi, respectivamente- sobre los avances en el tratamiento de VIH y hepatitis, y quedó claro que los especialistas se enfrentan a dos problemas principales: la lucha para financiar los fármacos más avanzados y la complejidad de tratar a los pacientes más graves. Estos necesitan una atención urgente, pero muchas veces las comorbilidades que padecen (VIH-sida, cardiopatías, diabetes, hipertensión) impiden que se les aplique el tratamiento más rápido y eficaz sobre el papel.

DAVID L. WYLES
DAVID L. WYLES MARCOS MÍGUEZ

De los nuevos fármacos habló David Wyles, profesor en la escuela de medicina de San Diego (Universidad de California, UCSD) y coautor de las muy copiadas guías norteamericanas sobre tratamientos. Wyles explicó que si bien en el 2014 «la idea sexi era acortar el período de tratamiento», ahora se ha visto que lo mejor es diseñar un programa para cada paciente concreto, y adaptarse a los nuevos fármacos. En España desde la próxima semana se dispondrá de daclatasvir, que se suma al simeprevir y al archiconocido sofosbuvir; pero, en Estados Unidos, Wyles usa grazoprevir y elbasvir que, combinados o no con la ya clásica ribavirina, tienen tasas de curación del 100 % en pacientes que habían tenido una respuesta fallida a tratamientos anteriores. Mientras esos no llegan, propone la combinación de sofosbuvir y ledipasvir (que en España no estará disponible hasta el verano) porque es solo una pastilla al día. Y es que en «el mundo real» hay que poner las cosas fáciles, en palabras de Edward Cachay, de la clínica Owen de la Universidad de California San Diego (UCSD), porque los pacientes graves suelen ser multifracasados. En una gráfica explicó cómo en su clínica los pacientes dejaron de tratarse en el 2013 y preferían agravar su estado que volver a pasar por el infierno de una medicación invalidante, e incluso cómo muchos se negaban a tener un tratamiento que supusiese inyecciones.

EDWARD R CACHAY
EDWARD R CACHAY MARCOS MÍGUEZ

Además, Edward Cachay alertó de la necesidad de estar hipervigilantes, sobre todo en pacientes coinfectados (con VIH) porque no toman la medicación o, como explicaba en la sala, ocurren casos como el de un enfermo que se tomó Cialis (Viagra) en fin de año y tuvo una crisis cardíaca.

 

El 80 % quiere dar los últimos fármacos a todos los enfermos

En el curso se podían plantear preguntas que los presentes votaban. Aunque la participación fue baja, se obtuvieron respuestas interesantes. Por ejemplo, se daban cuatro opciones a la pregunta de a qué pacientes dar los nuevos fármacos (es decir, sin el muy tóxico interferón): a todos los enfermos; a todos menos a los más leves (F1); solo a los cirróticos descompensados (como marca Sanidad); a todos los F3 y F4. La respuesta fue abrumadora: el 80 % defendía que se diese a todos los pacientes y el 20 % restante, a todos menos a los leves (F1).

JUAN ANTONIO PINEDA
JUAN ANTONIO PINEDA MARCOS MÍGUEZ

Juan Antonio Pineda, presidente del grupo de estudio de las hepatitis víricas y médico en Sevilla, explicó que en la guía presentada por su grupo (GEHEP) se dice que una contraindicación para recetar interferón puede ser que «los pacientes no lo quieran». Para Edward Cachay no hay duda de que un tratamiento de última generación es costoso, pero evita los ingresos hospitalarios, las complicaciones médicas y, especialmente «el coste emocional que esta enfermedad tiene para los pacientes», que en España se traduce incluso en días de baja laboral.