Poroso y vacío como una esponja

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Chorros de polvo emergiendo del núcleo del cometa 67P Churyumov-Gerasimenko.
Chorros de polvo emergiendo del núcleo del cometa 67P Churyumov-Gerasimenko. esa< / span>

La sonda «Rosetta» revela que el cometa 67P es la mitad de denso que el agua, casi vacío en su interior y con cuatro veces más de polvo que de hielo

23 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El cometa 67P Churyumov-Gerasimenko es como un queso de gruyer. O mejor, como una esponja: porosa por fuera y casi hueca por dentro, con la mitad de la densidad que el agua. Tiene, eso sí, el núcleo helado, pero su contenido de polvo es cuatro veces mayor que el de hielo y sobre su superficie existe un inusual transporte de partículas que incluso dan lugar a una especie de dunas, lo que también sugiere que este pequeño cuerpo celeste de cuatro kilómetros de diámetro está sometido al vaivén del viento. La visión más precisa de un cometa que jamás se haya obtenido, gracias a los datos aportados por la cámara Osiris y el analizador de polvo Giada de la misión Rosetta, de la Agencia Espacial Europea, ha arrojado alguna que otra sorpresa, pero también aporta una información fundamental para comprender el origen de estos objetos. Los análisis de su estructura, de su diversidad morfológica y de las propiedades de polvo de su envoltura se publican en siete artículos científicos en la revista Science, un despliegue poco habitual, con una destacada participación de investigadores del CSIC en tres de ellos.

El estudio tiene una enorme relevancia, porque es la primera vez que se trabaja con datos reales, con medidas directas. «Esta es la gran ventaja de la misión», explica Pedro J. Gutiérrez, del Instituto Astrofísico de Andalucía y coautor de las investigaciones. Uno de los hallazgos que ha sorprendido a los científicos es la existencia de mucha más cantidad de polvo que de hielo, lo que ayudará a enfocar mejor los modelos de formación. Estos objetos se crearon muy lejos del Sol, con lo que acumulan una gran cantidad de hielo por condensación, mientras que el polvo se mueve más, ya que viaja del interior al exterior del sistema solar. ¿Qué ha pasado entonces? La hipótesis apunta a que los cometas seguirán siendo considerados como los cuerpos más primitivos, menos evolucionados del sistema solar, solo que ahora «vemos que es posible que no se crearan en los primeros momentos, sino después», apunta Gutiérrez.

67P Churyumov-Gerasimenko es, además, mucho más poroso de lo que se pensaba y se cree que es prácticamente hueco. Dado su tamaño, debe estar vacío en un 80 %. «Es como una especie de esponja o de piedra pómez», advierte el científico del CSIC, quien avanza que «el problema ahora será conocer qué procesos físicos tuvieron lugar para dar un cuerpo tan poroso». En todo caso, una porosidad alta y una densidad baja indica que no se formó de una manera violenta, sino suave, quizás por la acumulación de pequeñas partículas de polvo. Aún falta mucho para recomponer el puzle, por lo que las piezas que proporcionó el robot Philae, cuya información aún no ha sido interpretada, pueden resultar cruciales. Lo que es seguro es los investigadores han encontrado un filón en 67P.

De momento, los datos de Rosetta también muestran una enorme diversidad en la morfología de la roca, ya que se han clasificado hasta 19 regiones en su núcleo. «Su compleja morfología apunta a la existencia de distintos procesos que modelan su superficie: observamos regiones fracturadas y estructuras similares a dunas», indica Rafael Rodrigo, también del CSIC.