Londres planea construir el carril bici más largo de Europa

Pablo Gómez Cundíns
pablo gómez REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Dos innovadores proyectos, una autopista aérea de Norman Foster y una senda sobre el Támesis, sumarán 230 kilómetros

11 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando la actriz y presentadora inglesa Joanna Lumley recaudó la primera de los 175 millones de libras (más de 223 millones de euros) para la construcción del puente jardín sobre el Támesis no se imaginaba que ponía también la primera piedra de un macroproyecto urbano que hará de Londres un referente entre las ciudades sostenibles del planeta. La lucha contra el gran smog comenzó en 1952, pero no tiene fin.

No es cualquier cosa, teniendo en cuenta que el estereotipo londinense pasa por esa niebla que no es niebla. Para hablar con propiedad, es necesario acudir al mencionado smog. La espesa nube que se eleva sobre los edificios y al mismo tiempo descansa a ras de suelo procedía al principio de los tiempos de la combustión de las calderas a carbón utilizadas para la calefacción, pero después simplemente resumía la polución de una urbe de más de diez millones de habitantes.

En este contexto y recién entrado el siglo XXI, Londres se ha decidido a presentar batalla al smog. Y el London Plan ideado en el año 2004 tiene varios frentes abiertos. El último pasa por apostar por la bicicleta como medio de transporte. De este modo, el puente jardín (350 metros más de zona verde para la ciudad) y las restricciones al centro urbano para los vehículos a motor (peajes incluidos) tendrán continuidad con dos innovadores proyectos de carril bici para construir la senda para ciclos más larga de Europa.

La primera propuesta, SkyCycle, lleva el sello de Norman Foster (premio Príncipe de Asturias 2009 y marido de la psicóloga gallega Elena Ochoa), que ha diseñado 220 kilómetros de carril bici de quince metros de ancho elevado sobre el trazado de los trenes de cercanías y el metro. La ejecución correría a cargo del estudio Fosters & Partners, la firma paisajística Exterior Architecture, y la consultoría urbana Space Syntax. Con doscientos puntos de acceso, absorbería 12.000 ciclistas cada hora. Es la versión mejorada y ampliada del Cycle Snake de Copenhague. Su coste, más de 9.500 millones de euros.

Más modesto, unos 760 millones, es el presupesto del Thames Deckway, casi diez kilómetros flotantes (como el de Philadelphia, pero sobre las aguas del Támesis), desde Battersea hasta Canary Wharf, de peaje y con uso compartido con los peatones, pero con la misma capacidad. Los padres de la criatura son el arquitecto David Nixon, la artista Anna Hill, Arup (que firma la Ópera de Sideny) y Hugh Broughton Architects. Juntos forman el consorcio River Cycleway.

Protestas y accidentes

También se ampliarán la Superhighway, los carriles segregados a los márgenes de las calzadas para automóviles. Es la baza del alcalde Boris Johnson, adalid del transporte ciclista.

Pero como cualquier iniciativa ecológica, no está exenta de polémica. Los automovilistas que pagan religiosamente su peaje para acceder al centro y los peatones se han visto agraviados. También los hay que se preguntan sobre la rentabilidad de semejante inversión.

Sea como fuere, el objetivo es reducir el porcentaje de accidentes mortales en bicicleta (el 20 % del total, a pesar de que los desplazamientos a pedales son solo el 2 %). El uso de este medio de transporte ha aumentado el 70 % en los últimos años.