El Moulin Rouge cumple 125 años

Sabine Glaubitz DPA

SOCIEDAD

VÍTOR MEJUTO

La cuna del cancán se ha convertido en uno de los emblemas de París y una reliquia más de tiempo infames

05 oct 2014 . Actualizado a las 16:30 h.

Su famosa fachada, coronada por una rueda de molino en el tejado, sigue luciendo un rojo pecador aunque hace mucho que quedaron atrás los años en los que simbolizaba el París más frívolo. También ha cambiado el público que visita este templo del placer en el barrio de Montmartre: la «bohème» de antaño se ha convertido en turistas y sus 60 provocadoras bailarinas ya no sólo atraen a hordas de hombres. Pero el Moulin Rouge, que este lunes cumple 125 años, es a la ciudad del amor tanto como la Torre Eiffel. Una reliquia de tiempos infames.

Inaugurados ambos en 1889, la «dama de hierro» de los Campos de Marte y las bailarinas del Moulin Rouge, que noche tras noche muestran sus encantos, figuran entre las atracciones más visitadas de París. «Todas las noches llenamos hasta 97 % de plazas», cuenta la portavoz de prensa, Fanny Rabasse. Y eso desde hace varios años, añade. Aquí, al menos, no hay rastro de la crisis. Según Rabasse, el Moulin Rouge sigue tan «sexy» como nunca antes.

La inauguración del Moulin Rouge fue una revolución en el París burgués de finales del siglo XIX, pues las bailarinas levantaban las piernas tan alto que no era difícil mirar debajo de sus faldas. En este local de la place Blanche se introdujo el cancán, que entonces estaba considerado escandaloso y obsceno, y aquí saltó a la fama el pintor Henri de Toulouse-Lautrec, que diseñó el famoso cartel del Moulin Rouge.

No obstante, hace tiempo que el cabaret más antiguo de París dejó de ser sinónimo de frivolidad y decadencia. Adentrarse en él supone ahora todo un viaje en el tiempo que comienza desde el mismo vestíbulo decorado en terciopelo rojo. Y al cruzarlo, el visitante retrocede a los tiempos de la «belle époche» en su sala de espectáculos decorada con lámparas y espejos modernistas y columnas con cuadros de Toulouse-Lautrec donde hay sitio para 850 personas.

Aunque en sus comienzos sólo se bailaba, actualmente el Moulin Rouge también ofrece conciertos, espectáculos de magia o bailes en un gigantesco acuario con una pitón, como el show «Fériee» de estos días. Sin embargo, su principal atractivo siguen siendo las «Doriss Girls» de la fallecida Dorothea Haug, una tropa permanente de 60 bailarinas de cancán fundada en 1957.

Cancán francés, enaguas azules, blancas y rojas y un escenario «belle époche»: en el Moulin Rouge sigue ligado a la tradición frente al también parisino Lido, que con sus revistas emula el glamour y el brillo de Las Vegas, Broadway y Hollywood. Para la portavoz de prensa Rabasse el concepto es claro: «Nosotros vendemos un sueño, un viaje al pasado». No obstante, el cine también se rindió a sus encantos y en él se inspiraron musicales como el que en 1952 protagonizaron José Ferrer y Zsa Zsa Gabor o el de Baz Lurhmann en el 2001, con Nicole Kidman e Ewan McGregor.