«Cuando una sola persona se cura sabes que esto vale la pena»

SOCIEDAD

Mónica Álvarez: enfermera (Sudán del Sur).
Mónica Álvarez: enfermera (Sudán del Sur). OSCAR CELA

Varios gallegos que colaboran con Médicos Sin Fronteras sobre el terreno coinciden en destacar el valor de la experiencia y la necesidad de una mayor conciencia social y una implicación urgente de los gobiernos en el caso del ébola

28 sep 2014 . Actualizado a las 15:57 h.

Cuatro gallegos cuentan su experiencia como colaboradores de Médicos Sin Fronteras.

Cisco Otero: «Aquí nadie cuenta las horas, el trabajo es de lunes a lunes»

Francisco Otero (Cisco) ha colaborado desde el 2007 con diferentes misiones de MSF en Haití, el Congo, Sudán y ahora Nigeria (en la imagen, en una de sus anteriores misiones). En este último país dirige una misión de emergencia por el Ébola, que por la rápida actuación del gobierno, pidiendo ayuda urgente, ha logrado ser controlado de momento. El miércoles pasado Cisco aseguraba que no quedaban casos internados en Lagos y Port Harcourt y que los centros permanecerán abiertos seis semanas más con la alerta activada. A pesar de que la situación en la zona parece controlada, el experto gallego hace un llamamiento a las autoridades de las grandes potencias internacionales: «en MSF no podemos más, no tenemos más capacidad de respuesta y es el momento de que se tomen medidas urgentes y se envíen medios sanitarios, civiles y de protección civil». En su equipo nadie cuenta las horas: «trabajamos de lunes a lunes».

Mónica Álvarez:«Ninguén debería sufrir tanto»

Mónica Álvarez cambió Lugo por Sudán durante unos meses para participar en un proyecto de MSF que brindaba apoyo a una población que intenta sobrevivir en un contexto en el que abunda la malnutrición, la malaria, la tuberculosis y el cólera. Lo más duro para esta enfermera es lo frustrante que resulta «ver que non podes facer todo o que deberías, porque os nosos recursos son limitados e hay necesidades que non podes cubrir». A su juicio, la información que llega a este lado del planeta es poca y además «non interesa moito porque é un problema que queda moi lonxe». Después de atender a tantas personas obligadas a dejar sus casas, sus tierras y sus cultivos, para salir adelante en unas condiciones sanitarias lamentables, Mónica es tajante cuando afirma que «non deberíamos acostumbrarnos, ningún ser humano debería sufrir tanto e os responsables dos países deberían saber que unha ONG non pode resolver os problemas dun país».

Manuel Albela:«Colaborar sobre el terreno era mi sueño»

Después de algunos años vinculado con el mundo de la cooperación, Manuel Albela vio en el 2011 la oportunidad de trabajar sobre el terreno con MSF. «Era como hacer realidad un sueño», explica. Ha estado en Colombia, México, en la frontera de Turquía y en Siria. La semana pasada pasó por Ferrol para ver a su familia antes de partir hacia Kenia, en donde formará parte como técnico de una misión relacionada con la malaria. En este tiempo pasó de logista a coordinador de proyecto y reconoce que «ha sido una gran oportunidad para aprender un montón de cosas y conocer a gente increíble». En cuanto al modo de vida de las personas que dedican parte de su vida a la ayuda humanitaria asegura que «a veces es complicado porque no puedes ver a tu familia ni a tu pareja en periodos largos de tiempo», pero reconoce que le gustaría poder seguir vinculado a este tipo de proyectos en el futuro.

Ana Arceo: «Os que están loitando son nenos»

Dos meses de trabajo en la República Centroafricana le han dado a Ana Arceo, médica de Santiago, otra perspectiva de las cosas. Una imagen quedó grabada para siempre en su retina, y es que «o que mais te impacta nun contexto dun país en guerra como este é que os que están loitando son nenos». En la zona formó parte de un equipo de MSF que prestó apoyo a población refugiada y se hizo cargo de un centro de salud y de un pequeño hospital en el que se atendían desde casos de malaria hasta partos y se prestaba ayuda sicológica en casos de torturas, abusos sexuales... Una realidad dura, que, según Ana Arceo, no se conoce lo suficiente. «Aínda falta moita información, son países olvidados e conflictos olvidados, e mais agora que, coa crise, a xente está metida dentro dos seus propios problemas».