«La gente toma ibuprofeno para pasar los controles del aeropuerto»

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Un gallego que vive en Guinea Conakry relata cómo en julio tuvo que pagar una «mordida» para que le dieran el certificado de que no tenía ébola

14 ago 2014 . Actualizado a las 09:38 h.

Antes de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara la semana pasada el estado de emergencia internacional debido al brote de ébola en África, países afectados como Guinea Conakry ya aplicaban controles sanitarios a todos los pasajeros que querían abandonar el país. Pepe, pseudónimo bajo el que se oculta la identidad de un gallego que vive y hace negocios en ese país de África occidental, superó uno el pasado 4 de julio. Lo que vio no le gustó. Porque incluso en una cuestión tan importante como la prevención contra el ébola, hay que pagar mordida. Y cuenta su experiencia.

«Nadie que no tenga un certificado médico según el cual no presenta ningún indicio que haga sospechar a los médicos que tiene ébola puede facturar», explica con gran detalle. «En el mismo aeropuerto han instalado desde hace meses un gabinete donde hacen una batería de preguntas. ¿Ha estado en la zona forestal? [el área del país donde han diagnosticado más casos, cercana a la frontera con Sierra Leona]. ¿Ha tenido diarrea? ¿Ha tenido vómitos? A todas las preguntas respondí no, pero pude haber mentido», detalla. Además del cuestionario, todos los pasajeros son revisados con la pistola-termómetro. «Todo el que pase de los 36 grados y medio o de los 37 no embarca», apunta también.

Las propias agencias avisan y dan trucos para no tener problemas. «Donde compré el billete de avión para venir de vacaciones recomendaban que tomáramos una pastilla de ibuprofeno para controlar la temperatura y pasar el control. La gente la toma para pasar los controles. La razón es que en un país con un índice de humedad elevado, combinado con mucho calor, resulta normal que la temperatura acabe disparándose y, por tanto, no puedan tomar aviones», explica también. En su caso no hubo problema. «Lo que ocurrió es que cuando ya había pasado todo vi cómo la persona encargada de hacer estas comprobaciones se guardaba el certificado en el bolsillo y me pedía dinero para entregármelo, y era imprescindible para viajar. Llevaba 150 euros en la cartera, ofrecí 50, pero dijo que no llegaba. Tuve que darle todo», recuerda con suma indignación. Ni en Marruecos ni en Madrid le realizaron nuevos controles. Tenía pensado regresar, pero no sabe cuándo. La embajada española pide que no se vuelva hasta que no hayan controlado la epidemia.