Ares reinventa los sanfermines

andrea díaz, C.e.

SOCIEDAD

Los «toros» bravos persiguen a los vecinos lanzándoles a diestro y siniestro globos de agua.
Los «toros» bravos persiguen a los vecinos lanzándoles a diestro y siniestro globos de agua. césar toimil< / span>

La villa recrea la popular fiesta navarra con un encierro de peculiares toros

02 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

No es Pamplona pero podría serlo. Cualquiera que recorriera las calles de la localidad coruñesa de Ares durante la tarde de ayer, se sorprendería al ver una multitud ataviada con camisetas blancas y pañuelos rojos y, con facillidad, podría llegar a pensar que se ha equivocado de ciudad.

Sin embargo, esta particular vestimenta tiene una sencilla explicación. Durante la tarde de ayer, el municipio celebró la séptima edición de un particular encierro taurino en el que se recrearon los actos típicos pamploneses, chupinazo incluido.

La única diferencia notable eran los propios animales que, en el caso aresano, consistieron en unos contenedores de basura decorados, desde los que los miembros de la peña Pimos, organizadores del evento, lanzaron globos de agua a todos los valientes corredores que se interpusieron en su camino.

Sin embargo, antes del encierro (cerca de las siete de la tarde), el alcalde de la localidad, Julio Iglesias, se asomó al balcón del consistorio para agradecer el apoyo que proporciona la peña a las fiestas. A continuación, los peñistas Tombolato del Mar y Coquito López fueron los encargados de realizar un divertido pregón en el que transformaron el Ayuntamiento en un pequeño restaurante, examinado por un imitador del televisivo cocinero Alberto Chicote. De esta forma, los Pimos ofrecieron el mejor «servicio» del establecimiento al público -formado por toda una multitud-, que consistió en pelotazos enviados con una sartén para, acto seguido, bañarlos en champán.

Tan solo media hora después, llegaba el plato fuerte de la fiesta, es decir, el encierro, que partió desde el Club de Remo hasta el parque de Rosalía de Castro, encabezado a cierta distancia por la charanga N.B.A que animó las calles de Ares hasta bien finalizado el jolgorio.

Tras un recorrido intenso, tanto para los corredores como para los toros, en la llegada aguardaba una buena recompensa: una xurelada a precios muy asequibles. En realidad, atraer a los residentes a la cena era el objetivo final de los organizadores cuando propusieron la iniciativa al concello, ya que sirve para recaudar cerca de dos mil euros y preparar así las fiestas del año siguiente.