El robot «Curiosity» cumple su primer año marciano

Edurne Martínez / Colpisa

SOCIEDAD

El vehículo de la NASA ha demostrado tras 687 días de misión que Marte tuvo las condiciones propicias para la vida hace 3.500 millones de años

25 jun 2014 . Actualizado a las 00:10 h.

Después de un año marciano o 687 días terrestres, el robot Curiosity de la NASA ha hecho los deberes. El vehículo explorador que partió el 26 de noviembre de 2011 en un cohete Atlas y llegó el 6 de agosto de 2012 para investigar los misterios del planeta rojo, ha demostrado que Marte albergó un día las condiciones propicias para albergar vida. Este hallazgo fue posible gracias a las cuencas cóncavas, depósitos en forma de abanico, estructuras lineales, morfologías lobulares y restos de morrenas que se encontraron y que delatan la existencia de antiguos glaciares.

«El cráter estuvo cubierto por glaciares hace unos 3.500 millones de años», explica el científico del Centro de Astrobiología y de la Universidad de Cornell en EE UU, Alberto Fairén. El autor principal de la investigación añade que en aquella época «también había ríos y lagos con agua líquida muy fría en las zonas de menor elevación dentro del cráter»

Debido a estos grandes hallazgos, Curiosity se ha ganado un tiempo más en Marte. Aunque su misión fue programada para un año marciano, la NASA ha confirmado que seguirá su trabajo mientras que los neumáticos del vehículo puedan lidiar con el terreno. Y es que las ruedas ya se han visto dañadas en este tiempo debido a sus largos recorridos durante los más de 600 días de viaje por el planeta más próximo a la Tierra.

Por otro lado, esta también es la primera vez que se proporciona una solución conjunta al clima pasado de Marte, ya que, según Fairén, «se explican al mismo tiempo las huellas geológicas de la antigua presencia de agua líquida que cubren todo el planeta y los modelos climáticos que han demostrado que Marte nunca fue un planeta cálido». En el caso concreto del cráter Gale, se deduce que fue excavado por el impacto de un gran meteorito hace unos 3.600 millones de años, y que se cubrió de glaciares muy poco tiempo después. «Es posible que la zona de impacto ya estuviera cubierta por glaciares antes de la colisión», asegura el investigador, que añade que la energía del impacto combinada con el hielo de la superficie «es lo que podría haber generado incluso zonas hidrotermales».

Un lago con agua salobre

Durante los 7,9 kilómetros que ha recorrido Curiosity en sus 23 días de desplazamientos, el robot ha localizado además dos lajas de piedra en una zona cercana al cráter Gale, en la Bahía Yellowknife, que después de perforarlas descubrió que en aquel lugar hubo «un lecho de un lago con agua medianamente salobre, el ingrediente elemental para la vida, aunque no sea adecuada para beber», asegura la NASA. El vehículo, que pesa unos 900 kilos y está equipado con cámaras, pinzas y sensores, ha demostrado gracias a las mediciones de las variaciones entre los elementos pesados y livianos en la atmósfera marciana que dicha atmósfera desapareció en procesos que favorecieron la pérdida de átomos ligeros.

El estudio que publica la revista Planetary and Space Science utiliza las imágenes captadas con las cámaras HiRISE y CTX del orbitador Mars Reconnaissance Orbiter de la NASA. Estas fotografías muestran, por ejemplo, que el glaciar Breiðamerkurjökull, en Islandia es «muy similar» al cráter Gale, explica Fairén. Existen otros sistemas glaciares terrestres homólogos a los de Marte, como el Malaspina en Alaska y otros en el norte de Canadá y la Antártida.

El próximo objetivo de Curiosity será investigar el monte Sharp, aunque antes ha hecho una parada para perforar y recoger una muestra de una zona arenisca llamada Windjana, interesante para los científicos porque contiene más magnetita que las muestras anteriores que se han conseguido analizar en la superficie del planeta rojo. «Es demasiado pronto para sacar conclusiones, pero esperamos que los resultados de las futuras investigaciones en Sharp nos ayuden a entender mejor la fusión de las rocas marcianas», indica otro de los responsables de la misión, el científico John Grorzinger.