Explicar el formato y el interés que podía suscitar el proyecto, sin ánimo de lucro, costó trabajo y tiempo. «Le solicitamos al Concello de Ferrol el Teatro Jofre, pero insistían en que el aforo [de 584 plazas] era excesivo. Sin embargo, la gente respondió desde el principio y en las últimas ediciones se agotaron las invitaciones en muy poco tiempo», explica Santiago González.
En el escenario, baja un fotógrafo que explica las claves de su universo creativo y a continuación sube un decano de una escuela universitaria; por un momento se aborda la creación de guitarras de madera y se aborda luego el influjo del cambio climático en las corrientes marinas. Imposible no encontrar un puñado de temas interesantes. Algunos concellos piden a los organizadores que monten algo allí, como motor de creatividad y emprendimiento, como As Pontes. «En la presentación solemos recordar que pretendemos dar importancia al ámbito local en un contexto global. La capacidad creativa o de gestión puede estar latente, pero la hay, también en lugares como Ferrol que no viven su mejor momento. Tenemos que aprovechar las sinergias, aunque la palabra esté ya tan gastada, para vincular diferentes disciplinas en proyectos mucho más abiertos. El Pecha Kucha funciona como una excusa para reunir a gente diversa, pero muy activa, al menos una vez al año. Sirve para ponerle cara a alguien que trabaja muy cerca de ti, pero al que no ves, y tener un contacto personal», matiza Santiago González.