Tintín le debe su tupé a un Mercedes

F. S. M. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Su flequillo tomó su forma característica al conducir un descapotable en su primera aventura

02 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

«¡Eso vuela!». Tintín acelera, feliz, al volante de un Mercedes descapotable. Milú es su copiloto. Al viajar en el descapotable su tupé, el trazo distintivo del protagonista, quedará peinado hacia atrás para siempre. Es el primer coche que conduce el personaje de Hergé en todas sus aventuras. En el cómic En el país de los sóviets, álbum de 1930, el reportero belga viaja a Moscú con parada en Berlín. Y es en Alemania donde se hace con el imponente coche de la firma germana para escapar de los policías que lo persiguen. El automóvil incluso aguanta el impacto de una bomba aérea. Es el primer Mercedes que dibujó Hergé, pero no será el último.

En el libro Tintín, Hergé y los coches, Charles Henri de Choiseul Praslin recuerda que Hergés sentía pasión por los coches y que llegó a coleccionarlos. De hecho, en sus cómics a algunos modelos les aportaba sus toques personales, cambiando detalles de la carrocería a su gusto, tuneando los originales. En El asunto Tornasol Hergé se inventa un modelo amarillo en el que fusiona el Mercedes 300, el Facel Vega y el Chevrolet Bel Air. Y la limusina del general Tapioca de Tintín y los Pícaros se inspira en el Mercedes 600 de los años sesenta con aportaciones del Zil, una limusina de origen ruso. Las rejillas del radiador de este último vehículo tienen una forma curiosa, ya que muestra una curva que imita el bigote del dictador de la historia.

En miniatura

La página web dardel.info recopila los diferentes modelos que acompañan a Tintín en sus viajes y aporta, además, las referencias reales que inspiraron a Hergé. Los automóviles de la colección de cómics llegaron a comercializarse en miniatura.

La comunión entre los coches y la obra de Hergé se materializa en la viñeta final de Stock de coque, un catálogo de automóviles, ya que muestra los vehículos que participan en un rali aparcados ante el palacio de Moulinsart. Y, cómo no, en esa escena también participa un Mercedes. Se trata de un 190 de los años cincuenta. Para entonces el tupé de Tintín ya era un símbolo.